sábado, 20 septiembre, 2025
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El plan de Milei-Caputo se hunde: a redoblar la lucha para imponer otra salida a la crisis

Este miércoles el Gobierno de Milei sufrió una de sus derrotas políticas más duras: la Cámara de Diputados rechazó el veto presidencial a la emergencia para el Hospital Garrahan y también el correspondiente al financiamiento de las universidades. La movilización masiva mostró el repudio mayoritario de la sociedad al ajuste y obligó a que los diputados que venían sosteniendo el plan del Gobierno nacional cambiaran por una vez su voto. No cambiaron de opinión, le tienen miedo al potencial de los trabajadores, estudiantes, jubilados, personas con discapacidad y todos los sectores que vienen luchando para organizarse y ponerle un límite todavía más contundente al empeoramiento de sus condiciones de vida.

La Libertad Avanza está cada vez más aislada, los gobernadores presionan para obtener favores, el PRO está dividido en relación a seguir arrastrándose detrás de Milei o tomar distancia, las internas en dentro del mismo ejecutivo no tienen descanso desde el estallido de los escándalos de corrupción y los empresarios que hasta hace unas semanas elogiaban al gobierno se muestran buscando alternativas. Es el repudio social creciente el que desarma la base de consenso que lo sostenía.

Es el momento para redoblar la organización desde abajo en los sindicatos, los centros de estudiantes y todos los sectores en lucha para avanzar con un programa que se oponga de frente al Gobierno del nacional que busca salir de la crisis descargándola sobre los que menos tienen. Los de abajo tienen fuerza para imponer medidas urgentes que recompongan los ingresos de la población, reviertan el vaciamiento de los servicios públicos y que sean los grandes empresarios y el FMI los que paguen los costos.

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A la crisis política se le suma la crisis financiera. El Banco Central tuvo que salir a rifar 379 millones de dólares, este jueves, para contener el dólar mayorista en el techo de la banda ($1.474,5 y con todos los paralelos pasando los $1.500). El riesgo país tocó los 1.453 puntos (haciendo imposible para Caputo emitir bonos de deuda externa) y la economía real está congelada, los salarios y jubilaciones se evaporan, fin de mes queda cada vez más lejos para millones de familias que además están sobreendeudadas debido a la suba de las tasas de interés.

Este escenario es producto de mantener un dólar atrasado para que no se acelere la inflación, mientras los grandes empresarios fugan dólares y el Gobierno prioriza pagar la deuda a costa de ajustar salud, educación y jubilaciones. Pero el plan está cayendo por sus propias contradicciones, ni los grandes empresarios, ni fondos de inversión confían ya en las políticas de Milei y Caputo. La situación económica pende de un hilo, sólo se sostiene con los dólares del FMI y todas las miradas están puestas en cuanto puede aguantar el Banco Central antes de quedarse sin reservas.

La fuerza de la movilización

Christian Castillo, diputado del Frente de Izquierda, lo dijo claro tras la votación del miércoles: «La calle triunfó sobre el palacio». Fueron las y los laburantes, estudiantes y jubilados quienes pusieron el cuerpo y le torcieron el brazo al Gobierno. No fue un milagro parlamentario, fue una señal de que cuando la bronca se organiza y se expresa en las calles, se puede derrotar el ajuste, el vaciamiento de lo público y el mandato del FMI.

Aunque esté en las peores condiciones Milei pretende redoblar los ataques a las grandes mayorías para hacerles pagar la crisis y es necesario ampliar la lucha teniendo objetivos claros para poder derrotarlo. Las conducciones de la CGT y la CTA siguen de brazos cruzados, manteniendo una pasividad cómplice que puede darle aire al Gobierno si se sostiene en el tiempo. El peronismo, con el gobernador Kicillof buscando apoyos en los grandes empresarios dando entrevistas en Clarín y La Nación, pretende negociar en buenos términos con el oficialismo. Dejan correr el ajuste, apostando a volver en el 2027, como si el pueblo pudiera aguantar dos años más de ajuste y saqueo; una historia que ya vimos con Macri en 2018.

La única salida favorable para las y los trabajadores, estudiantes, jubilados y el pueblo pobre es la organización desde abajo, en cada lugar de trabajo, estudio y barrio. Hay que profundizar la movilización y pelear por un paro nacional y un plan de lucha hasta derrotar el plan de Milei, Caputo, el FMI y los grandes empresarios.

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Es hora de que la crisis la paguen los grandes empresarios, los banqueros y el capital financiero. Romper con el FMI, desconocer la deuda externa, nacionalizar los bancos y el comercio exterior bajo control de las y los trabajadores y poner todos los recursos al servicio de las necesidades populares, no del ajuste ni de la especulación.

La gran movilización del miércoles mostró que cuando los de abajo se levantan, los de arriba tiemblan. La fuerza está en la calle, en la organización, en la lucha colectiva; ese es el camino para tirar abajo este ajuste y pelear por una salida obrera y socialista a la crisis.

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