Luego de un julio marcado por un fuerte incremento en el dólar oficial, el exministro de Economía Domingo Cavallo analizó la coyuntura económica y le dejó una recomendación concreta al presidente Javier Milei para «alcanzar la estabilidad cambiaria y el crecimiento sostenido».
En una publicación en su blog personal, Cavallo admitió que su pronóstico sobre los efectos de una salida temprana del cepo no se cumplió completamente.
«Acerté sobre que habría un salto cambiario que no necesariamente provocaría aceleración inflacionaria, es decir que no habría traspaso a precios (pass through) significativo. Pero no acerté respecto a que podría significar la consolidación de la estabilidad y el crecimiento, porque ello no parece estar ocurriendo», señaló.
Uno de los problemas que más preocupa a Domingo Cavallo
Según Cavallo, uno de los principales problemas -inesperado tanto para él como para el equipo económico- es que la tasa de riesgo país no bajó lo suficiente, y que los intereses que el Tesoro debe pagar para renovar su deuda en pesos subieron de forma considerable en términos reales.
«Tampoco se observa un mejoramiento del saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos, que sigue siendo negativa y no alcanza a ser compensada por la entrada neta de capitales», añadió.
A su juicio, esto ocurre en parte porque «aún no se ha eliminado todo el cepo» y también porque «no hay suficiente confianza para las empresas». En ese sentido, apuntó: «Esto importa porque las empresas y entidades financieras, son las que pueden movilizar grandes cantidades de capitales y son muy sensibles al riesgo de quedar atrapados sin salida cuando tienen que decidir si traen dólares al país».
Esa situación, aseguró, impide que el oficialismo logre consolidar un escenario de estabilidad monetaria y cambiaria que sirva de base para una recuperación sostenida de la actividad económica.
El «error» del Gobierno y su advertencia sobre el dólar
Cavallo atribuyó la reciente volatilidad del tipo de cambio, en parte, a la falta de previsibilidad en la política monetaria y cambiaria.
Desde su visión, y siguiendo el pensamiento de Milton Friedman, es fundamental establecer un marco de reglas claras que le permitan a los agentes económicos anticipar el comportamiento del Gobierno. La falta de claridad, advirtió, genera incertidumbre y se percibe como una administración discrecional de las herramientas monetarias, algo que —a su entender— está directamente vinculado con la inestabilidad de las últimas semanas.
«Algunas de las decisiones son difíciles de entender y explicar. Desde la introducción del concepto de ‘base monetaria ampliada’ y ‘dolarización endógena’, la eliminación de los pases y el reemplazo de las LELICs por las LEFIs para sacar los intereses de las cuentas del Banco Central y pasarlos al Tesoro. Y finalmente pagar integralmente las LEFIs con emisión del Banco Central. Esta falta de claridad sobre los instrumentos y los tiempos se percibe como discreción en el manejo monetario y seguramente ha contribuido a la volatilidad monetaria y cambiaria», detalló.
También criticó la falta de coherencia entre el discurso oficial y las políticas efectivas. Mientras el Gobierno impulsa un esquema de competencia de monedas entre el peso y el dólar, persisten restricciones que limitan tanto la intermediación financiera en dólares como la plena convertibilidad. Esa contradicción, sumada a la expectativa de que esas restricciones serán eliminadas en el futuro, alimenta especulaciones sobre una devaluación adicional y desalienta el ingreso de capitales de largo plazo.
La propuesta de Domingo Cavallo: competencia de monedas como en Perú
Como salida, Cavallo recomendó avanzar hacia un modelo de competencia de monedas similar al de Perú, que implica eliminar por completo el cepo cambiario. En este esquema, tanto personas como empresas podrían comprar y vender divisas libremente, y los bancos tendrían un rol clave al recibir depósitos y otorgar préstamos tanto en pesos como en dólares.
Sobre ese funcionamiento, explicó: «Los bancos recibirán depósitos en todo tipo de cuentas tanto en pesos como en dólares y el Central controlará la expansión del crédito bancario en cada una de las dos monedas con los mismos instrumentos: los encajes legales obligatorios (que podrán ser diferentes) y las operaciones de mercado abierto con bonos en pesos y en dólares para regular la tasa de interés en las dos monedas».
«La estabilidad de precios de la economía requerirá que tendencialmente el peso no se deprecie, aunque sufra fluctuaciones transitorias. Cuando shocks externos demanden depreciación del peso, el Banco Central podrá limitar esa depreciación no sólo vendiendo reservas sino también aumentando el encaje legal para los depósitos en pesos, disminuyendo el encaje para los depósitos en dólares y conduciendo operaciones de mercado abierto que aumenten las tasas de interés en pesos y disminuyan las tasas en dólares», agregó.
Y concluyó: «El manejo de los encajes y las operaciones de mercado abierto permitirán que la venta de reservas necesaria para estabilizar el peso sea limitada. Cuando los shocks externos conduzcan a la apreciación del peso, el Banco Central podrá aprovechar para aumentar su nivel de reservas. También podrá manejar encajes y operaciones de mercado abierto en el sentido inverso al mencionado para frenar la depreciación del peso».