Un grupo de treinta expertos liderados por el Nobel Joseph Stiglitz y el exministro Martín Guzmán presentó ayer en el Vaticano un informe convocado por el papa Francisco enfocado a resolver las crisis de deuda en países en desarrollo que se encuentran sumidos en procesos de los que no pueden salir.
Fue encomendado en febrero en el marco del año del jubileo, 2025, un evento que sucede cada cuarto de siglo, cuando la iglesia católica se enfoca en el perdón de las deudas y resolver las injusticias y desigualdades. Francisco criticó que el sistema financiero actual no resuelve todos los desafíos y necesidades del mundo.
Las conclusiones a las que llegaron los economistas incluyen mejorar la reestructuración de deuda, con la modificación de la legislación de las instituciones multilaterales en jurisdicciones clave, “para que los acreedores se vean incentivados a acordar nuevos términos con mayores y más sustentables”. Además, aconsejan utilizar regulaciones de la cuenta capital para disuadir flujos desestabilizantes y crear un ambiente más estable para inversiones a largo plazo. Entre otras recomendaciones, piden reforzar la transparencia financiera y reimaginar las finanzas globales.
En la conferencia de prensa virtual organizada por el Vaticano, PERFIL consultó sobre la relevancia que tendría para Argentina que se implementen los cambios que propone el informe. Tras esto, el exministro Guzmán refirió al reporte por cuatro puntos clave.
Regulación de la cuenta capital. El informe propone que los países controlen los flujos de capital. “Para Argentina, esto significaría volver a implementar regulaciones que limiten el ingreso de capitales especulativos de corto plazo que generan burbujas y salidas repentinas, como ocurrió durante el gobierno de Macri en 2018-2019, cuando se fugaron más de US$ 20 mil millones”, planteó el economista ante la consulta de este medio. “Serían clave para evitar que se repita la lógica del ‘carry trade’, que beneficia a unos pocos y deja deuda y volatilidad”, advirtió. El reporte aclara que que los organismos multilaterales no deberían penalizar su uso.
Cambios legales. El informe aconseja que los fondos buitre no puedan bloquear reestructuraciones de bonos emitidos bajo ley extranjera, como ocurrió con Argentina en 2014. “La reforma ya fue aprobada por el Senado del Estado de Nueva York; falta su tratamiento en la Asamblea”, explicó Guzmán. “Para Argentina, esto sería un avance crucial: reduciría el riesgo de litigios hostiles, fortalecería su posición negociadora ante futuras crisis, y brindaría mayor previsibilidad a los inversores que apuestan al desarrollo”, dijo el exfuncionario.
De rescate a inversión contracíclica. El comité denuncia que el FMI actúa como garante de los acreedores privados, al otorgar préstamos que se utilizan para pagar deudas insostenibles en lugar de promover el desarrollo. Guzmán detalló que “le propone que deje de realizar rescates encubiertos y que los préstamos se usen exclusivamente para apoyar programas de recuperación y crecimiento, no para transferencias hacia acreedores privados”.
Resaltó que los créditos del Fondo “deben estar guiados por criterios técnicos, no por intereses políticos o electorales”. “Si está influenciado por consideraciones geopolíticas o calendarios electorales, puede conducir a un endeudamiento insostenible”, reza el documento.
Guzmán explicó que para Argentina estas reformas implicarían evitar que nuevos préstamos que aumenten el sobreendeudamiento sin resolver los problemas estructurales. Además, que se puedan usar los recursos del Fondo para políticas contracíclicas que impulsen el crecimiento, en lugar de para imponer recortes regresivos. Por otra parte, explicó que serviría “para limitar la posibilidad de que decisiones crediticias del organismo se usen para beneficiar gobiernos en contextos electorales, como ocurrió en 2018”.
Reducción de tasas y sobrecargos. Criticó que el financiamiento multilateral actúa de forma procíclica, encareciéndose para los países que más lo necesitan. Por último, cuestionó los sobrecargos que aplica el Fondo ante préstamos grandes o prolongados al señalar que penalizan injustamente a las naciones en crisis. “En el plano global, contribuirían a que el FMI recupere su rol original de prestamista contracíclico para el desarrollo”, cerró Guzmán.