En un contexto de alta tensión política y económica, las negociaciones por el Presupuesto 2025 en Argentina han llegado a un punto crítico. El Gobierno ha evitado responder a las demandas de los gobernadores provinciales, lo que ha dejado las negociaciones al borde del colapso. Este impasse se produce en un momento crucial, con el periodo de sesiones ordinarias del Congreso a punto de finalizar y sin un acuerdo claro a la vista.
Desde el inicio de las discusiones, el Gobierno, liderado por el presidente Javier Milei, ha mantenido una postura inflexible. La administración de Milei ha insistido en la necesidad de mantener un déficit cero, una política que ha sido el eje central de su gestión económica.
Esta posición ha generado fricciones con los gobernadores, quienes han solicitado reuniones para discutir la distribución de recursos y la financiación de obras públicas, pero hasta ahora, sus peticiones no han sido atendidas. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ha sido uno de los principales actores en esta disputa.
A pesar de las reiteradas solicitudes de los gobernadores, Francos no ha concedido las reuniones solicitadas, lo que ha exacerbado las tensiones. En una reciente visita al Senado, Francos presentó su informe de gestión sin mencionar el proyecto de Presupuesto, lo que fue interpretado como una señal de la falta de disposición del Gobierno para negociar.
Los gobernadores provinciales, especialmente aquellos de Juntos por el Cambio, han presionado para que se debata y apruebe el Presupuesto 2025. Argumentan que la falta de un presupuesto aprobado afecta negativamente a sus provincias, impidiendo la planificación y ejecución de proyectos esenciales.
Además, han expresado su preocupación por la posibilidad de que el Gobierno Nacional prorrogue una vez más el presupuesto del 2023, lo que permitiría al Ejecutivo disponer de los recursos de manera discrecional.
Soluciones
En un intento por encontrar una solución, los gobernadores han propuesto varias iniciativas, incluyendo la redistribución de los Aportes del Tesoro Nacional y la financiación de obras públicas. Sin embargo, estas propuestas no han sido bien recibidas por la administración de Milei, que ha mantenido su enfoque en el déficit cero.
El Congreso también juega un papel crucial en esta disputa. En la Cámara de Diputados, se han votado varias iniciativas impulsadas por el PRO, principal aliado del oficialismo en el recinto. Sin embargo, la falta de consenso sobre el Presupuesto ha impedido que se avance en su aprobación. Los principales referentes del oficialismo han dado por hecho que el proyecto no será tratado en el periodo de sesiones ordinarias, a pesar de las presiones de los gobernadores.
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