El fútbol profesional significa un desafío emocional para la gran mayoría de los jugadores. En este sentido, son muchos los jugadores que deciden abandonar las canchas, y ese fue el caso de Adriá Carmona, una de las promesas más destacadas de La Masía, quien decidió colgar los botines a los 28 años.
Carmona, quien compartió vestuario con Lionel Messi y estuvo bajo la dirección de Pep Guardiola, dejó el fútbol porque, en sus palabras, había dejado de disfrutarlo. En la actualidad, con sus 32 años, busca ayudar a otros jóvenes deportistas a gestionar las mismas dificultades que él enfrentó, redescubriendo el equilibrio emocional perdido entre la pasión y la presión.
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La presión del fútbol profesional puede afectar hasta a la máxima promesa. Este es el caso de Adriá Carmona
Cómo fue la carrera de Adriá Carmona
Adriá creció en una familia catalana que apoyaba su pasión por el fútbol desde pequeño. A los seis años, ya destacaba en equipos locales, lo que llamó la atención del FC Barcelona, que lo reclutó para su prestigiosa academia, La Masía. Su talento y habilidad lo llevaron a ser considerado una de las promesas más brillantes de su generación.
Su ascenso fue meteórico: a los 15 años jugaba con compañeros tres años mayores en el juvenil del Barça. Esto lo catapultó a la Selección de España Sub-17, donde fue titular en el Campeonato Europeo de 2008, torneo en el que su país salió campeón. En el Barcelona, llegó a compartir entrenamientos con leyendas como Xavi Hernández, Andrés Iniesta y Sergio Busquets. Aunque no jugó partidos oficiales con Messi, ambos formaron parte del mismo plantel, una experiencia inolvidable para cualquier joven futbolista.
A pesar de sus logros tempranos, Carmona comenzó a experimentar una presión que poco a poco empezó a tapar su pasión por el deporte. «Me di cuenta de que esto no era solo un juego«, confesó. A los 18 años, buscando minutos, dejó el Barça para fichar por el AC Milan. Sin embargo, la adaptación fue difícil. «Eres muy bueno, pero necesitas jugar con más calma«, le decía su compañero Mauro Tassotti. Carmona no lograba transformar su potencial en resultados consistentes.
Su carrera continuó en una espiral descendente: pasos breves por el Real Zaragoza, Girona, Albacete y otros equipos españoles evidenciaron su dificultad para consolidarse. En cada club, las expectativas pesaban más que los momentos de disfrute. A los 17 años, era catalogado como el mejor jugador de Europa en su categoría; años después, se preguntaba por qué no podía alcanzar ese nivel de excelencia nuevamente.
La última etapa de su carrera lo llevó a la India, donde jugó para el Delhi Dynamos. Allí, lejos de los reflectores europeos, inició un proceso de introspección que cambiaría su vida para siempre.
Por qué se retiró Adriá Carmona
El retiro de Adriá no fue consecuencia de lesiones graves ni de falta de oportunidades, sino de un desencanto profundo con el fútbol. «Todo pasó muy rápido. Cuando el fútbol dejó de ser un juego y se convirtió en un trabajo, perdí el disfrute», explicó en una entrevista. A los 28 años, tomó la difícil decisión de poner fin a su carrera.
Durante su tiempo en la India, comenzó a estudiar herramientas de coaching emocional. Fue allí donde entendió la importancia del equilibrio mental en el alto rendimiento. «Vi que la gente allí tenía una conciencia emocional que yo nunca había desarrollado», recordó. Este descubrimiento lo motivó a ayudar a otros atletas a enfrentar las mismas dificultades que él padeció.
Hoy, Carmona trabaja como coach ontológico, brindando apoyo a jugadores como Álvaro Morata y Arthur Melo. «Mi misión es ayudarlos a superar sus bloqueos emocionales y a recuperar el disfrute del juego», señaló. Para Carmona, su experiencia personal es su mejor herramienta: «Visualizamos constantemente lo que queremos lograr. Si yo hubiese tenido esta guía antes, quizá mi historia habría sido distinta».