Zoe Gotusso acaba de sacar un nuevo disco y aunque parezca mentira es solamente el segundo en su meteórica carrera que arrancó tras la separación del dúo Salvapantallas, con Santi Celli.
Comenzó como solista hace apenas cinco años, pero ya hizo de todo: lanzó canciones que se convirtieron en hits (Un bossa, Cuarto creciente, María), ganó un premio Gardel, festejó su cumple con un show en el Gran Rex, fue telonera de Maroon 5 en el Campo de Polo y de Coldplay en múltiples River, colaboró con grandes artistas (David Lebón, No Te Va Gustar, El Kuelgue, El Zar, Louta, Florián, Leiva, Emmanuel Horvilleur), protagonizó la campaña Equal de Spotify con una gigantografía en pleno Times Square, y hasta cantó antes del recital de Paul McCartney en su provincia, Córdoba.
Hoy, a los 27 años, Zoe es una de las grandes figuras de la escena local, una cantante y compositora de enorme talento, capaz de cautivar con su desbordante carisma, su voz única, sus letras entre cotidianas y profundas, y su música atrapante.
Tardó cuatro temporadas en publicar su flamante Cursi, pero la espera valió la pena. Trabajó sin apuro con el experimentado Cachorro López y fue anticipando canciones como Entrégate, Pensando en ti, No hay nadie como tú y Superpoder, que confirmaron todas sus cualidades y permitirán armar un intenso 2025 para cantarlas en vivo junto a estrenos como Lara, su último single.
Una pausa antes de volver
Feliz, orgullosa y entusiasmada con su disco Cursi, Zoe citó a periodistas en El Mejor Estudio, en el corazón de Villa Ortúzar, para simplemente escuchar juntos el material con un audio perfecto. Su idea permanente es buscar la cercanía y establecer vínculos con la mirada y los gestos, a diferencia de otras figuras que optan por el lugar común de la estrella inalcanzable.
Y si bien no era una rueda de prensa, se hizo del tiempo para hacer con Clarín una breve sesión de fotos y charlar en una sala aparte, entre baterías, teclados y amplificadores.
El comienzo, sin embargo, fue una reflexión y recuerdos sobre sus comienzos haciendo covers, cuando aún no mostraba sus composiciones. «Fue hermoso -dice- empezar de una manera tan fresca y amistosa en Córdoba, aunque renegué mucho de eso. Me encantaba y me divertía lo que hacíamos, pero me daba pudor cantar temas ajenos. Simplemente queríamos trabajar, y subimos canciones en YouTube que se hicieron virales. Ahí es cuando Santi y yo decimos basta de versiones, hacemos un álbum, me hago solista y saco un disco propio».
Y agrega: «Recién después empecé a valorarme como intérprete, e incluso ahora cada vez tengo más la intención de cantar temas que no son míos. Me encanta componer, pero estoy entendiendo que mi voz es como un color y si solo pinto en mi cuadro, solo pinto rojo. En cambio si pinto en otros cuadros aparecen otros colores».
-En estos cuatro años, ¿cantar como invitada o salir de gira con Julián Kartún te ayudó para reconectarte con el entusiasmo?
-Sí. ¡Me saco un par de kilos de la mochila! Julián me dijo «Vamos a tocar» y fuimos a hacer una gira por Europa. Fue fácil porque lo conozco hace seis años, somos bastante vecinitos y vamos mucho a tomar vino, comer entraña, fumar y conversar. Hasta nos fuimos una semana a Cariló con amigos.
-Todo esto antes de grabar juntos el hit «Carta para no llorar».
-Sí. Creo que la consecuencia de la amistad fue Carta y hacer una gira juntos. ¡Hacía mucho que no me subía a un escenario! Fue como la vez que canté con No Te Va Gustar, que no era mi show y el cartel no tenía mi nombre, así que subí un momento. Cuando bajé dije: «¡ Ay, me había olvidado que esto me encanta!». Claro, era mi trabajo. Me encanta lo que hago y a la vez un poco me cuesta, como a todos.
-Zeta Bosio dice que en Soda entendió que son personas oridinarias que viven situaciones extraordinarias.
-¡No es una situación ordinaria, exacto! Lo de Coldplay fue un montón. Para mí era extraordinario cantar para mucha gente. En un año habré hecho como máximo 100 shows y nunca hice algo así. Creo que me cansé y me quemé como todo el mundo, porque tampoco me quiero poner en un lugar celestial. Supongo que trabajo con la misma pasión que cualquiera, solo que acá entra la fantasía que el lugar del artista es distinto por estar expuesto por la fama. ¡Y ni siquiera me siento tan famosa!
-Tal vez hiciste tanto y tan rápido que simplemente necesitabas parar y descansar un poco.
-No lo quiero poner en un lugar tan dramático, porque solo hago canciones y charlo con ustedes. Es mi trabajo y es un gran trabajo, de hecho. Hay una parte que es oficio, pero antes quizás lo ponía en ese lugar celestial de estar inspirada. Ahora hay cosas que no negocio, aunque esté de gira, por ejemplo salir a correr a la mañana, comer sano y charlar con mi terapeuta.
-El otro extremo es el artista explotado por un productor que le dice que tiene que seguir, y el artista obedece hasta que se quema.
-Exacto, Pero quiero sacar lo del pobre artista agotado, porque el artista tiene un gran trabajo que requiere mucho esfuerzo, pero tampoco es -como dije antes- un ente celestial. Esta es mi última conclusión.
-Querés normalizarlo.
-Está buenísimo que lo normalice porque en el fondo es así. Es algo que hablamos con bocha de músicos. Lo que pasa es que el artista tiene ese lugar de fantasía que es irse de gira y estar en un backstage. A mí me encanta mi trabajo, es mi pasión, pero sé que es fantasía y quizás me hace bien cada tanto procesarlo para sacarle importancia, porque si no me como un viaje de exigencia muy duro conmigo.
La simpleza y la intimidad
En su primer álbum (Mi primer día triste), Zoe Gotusso trabajó con el uruguayo Juan Campodónico, cantautor, integrante de Bajofondo y productor de artistas como Jorge Drexler, El Cuarteto de Nos y No Te Va Gustar.
Ahora decidió dar un volatazo y se puso a barajar nombres, hasta que finalmente se decidió por su guitarrista Diego Mema junto a Cachorro López, ex integrante de Los Abuelos de la Nada y exitoso productor artístico de Vicentico, Julieta Venegas, Andrés Calamaro, Diego Torres y Miranda!
«Venía buscando otros productores -cuenta- porque tenía las canciones hechas y me pareció divertido buscar quién le pone el vestido a cada tema. Y Damián Amato, de Sony, me sugirió varias veces conocer a Cachorro, hasta que finalmente le dije que armara la juntada, como una cita a ciegas. Y Cachorro fue muy sincero, porque me dijo que no quería hacer un disco entero, sino solo un par de temas. Le respondí que no quería nada de eso, sino un álbum completo. Le propuse escuchar todos los temas y volví a la semana con Diego, mi guitarrista favorito. ¡Le encantó y estuvimos casi un año trabajando!».
-¿Cómo fue el concepto y el armado de «Cursi»?
-¡No lo armé, lo vomité! Perdón por la expresión, pero siento que fue así. El germen fue el disco anterior y todo lo que me dio el disco anterior, que fueron tres años de muchos shows y toda una nueva vida para mí. Me sentí tan entusiasmada y con tanta energía que me parece que de ahí viene la idea de «Cursi» como título. Cachorro me lo dijo: «Vos viniste con una energía muy luminosa y me encendiste las ganas de hacer un disco».
-Es un disco de separación pero también es sobre el amor, tanto hacia tu abuela como por una pareja o una ex pareja.
-Hay de todo, sí: amor a madre, abuela y ex. Pero también amor a mí, porque muchas veces me estoy hablando a mí. Como dice Amor de mis ojos, «No te castigues tanto». Es un diario mío, y de hecho a veces pienso que estoy muy desnuda o soy muy directa. Sería más fácil para mí ser más abstracta, pero no me sale.
-Honestidad brutal.
-Sí. Es básicamente lo que te une con la gente que te escucha. Hace poco me dijeron algo que me encantó, porque al principio venían mucho niños o un padre con su hija. Y el niño dice que las cosas le gustan o no le gustan. Creo que hay algo en la simpleza de decir en Superpoder «Una señora señorona que tiene arrugas en la piel». ¡Es muy simple! Me gusta esa herramienta y encuentro la elegancia en la simpleza y la intimidad.