InicioSociedadDislexia: la detección precoz evita la baja autoestima y el fracaso escolar

Dislexia: la detección precoz evita la baja autoestima y el fracaso escolar

«Es un error creer que el niño que no lee es por falta de práctica cuando en realidad esta condición afecta el procesamiento de lo escrito o leído», aseguró Myrian Báez.

domingo 06 de octubre de 2024 | 2:30hs.

El próximo martes se celebra el Día Mundial de la Dislexia. //Foto: gentileza.

La dislexia es uno de los trastornos de aprendizaje más comunes, afectando a entre un 10 y un 15% de la población mundial. Aunque se manifiesta desde los primeros años de vida escolar, en muchas ocasiones es subestimada o mal diagnosticada, lo que genera consecuencias significativas tanto a nivel académico como emocional. El diagnóstico y tratamiento tempranos son esenciales para asegurar que quienes la padecen puedan integrarse plenamente en el sistema educativo y evitar complicaciones futuras.

En el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Dislexia que será el próximo martes 8 de octubre, la licenciada en Psicopedagogía, Myrian Báez, resaltó la importancia de detectar esta condición a tiempo para evitar consecuencias graves. «Cuando la dislexia no es diagnosticada a tiempo, las consecuencias son devastadoras: el niño fracasa en la escuela, no puede participar de las clases y termina emocionalmente afectado. Muchas veces, los pequeños abandonan la escuela porque sienten que no son capaces, lo que afecta profundamente su autoestima y su vida cotidiana».

En tal sentido, la especialista explicó que los primeros indicios de dislexia pueden observarse a temprana edad desde el nivel inicial pero habitualmente se diagnostica entre los 6 y 9 años, cuando los niños comienzan a mostrar dificultades para leer o escribir. Estos niños suelen confundir palabras, omitir letras o sonidos, y presentan problemas para seguir instrucciones o recordar secuencias. A medida que estos síntomas persisten, el desempeño académico de los niños se ve afectado, lo que provoca un retraso en su aprendizaje.

«Los niños con dislexia experimentan una notable frustración. Pese a que se esfuerzan en el aula, su rendimiento no es el esperado, lo que genera una desconexión con el resto de sus compañeros. No pueden seguir el ritmo de sus pares, y esto afecta profundamente su confianza», explicó Báez.

En esta línea, Báez también destacó que el diagnóstico de la dislexia no implica un obstáculo permanente para el desarrollo académico del niño, siempre y cuando se implementen estrategias pedagógicas adaptadas a sus necesidades. «Es fundamental que padres, docentes y especialistas trabajen en conjunto para brindar un entorno inclusivo y de apoyo. Con un acompañamiento adecuado, los niños con dislexia pueden alcanzar su máximo potencial y desenvolverse exitosamente en su vida escolar y social», explicó la licenciada.

Al ser consultada sobre los métodos más efectivos para detectar la dislexia, Báez subrayó la importancia de que tanto las familias como los docentes estén atentos a las primeras señales.

«Uno de los principales errores es creer que el niño que no puede leer es simplemente porque le falta práctica. Sin embargo, es necesario entender que la dislexia es un trastorno neurológico, que afecta la manera en que el cerebro procesa la información escrita. Cuando un niño muestra dificultades para aprender a leer o escribir, o se siente perdido al seguir instrucciones, es crucial que sea evaluado por un especialista».

Asimismo, los métodos de intervención, según la psicopedagoga, incluyen desde terapias específicas para mejorar la comprensión lectora hasta la utilización de tecnologías que ayuden a los niños a desarrollar sus habilidades de forma progresiva. «El uso de herramientas tecnológicas es cada vez más común en las aulas. Estas permiten que los niños con dislexia puedan leer textos adaptados a su ritmo, con el apoyo de audios o imágenes que facilitan la comprensión», mencionó Báez. Además, destacó que la paciencia y la comprensión por parte de los docentes son factores claves para que el niño logre adaptarse al entorno escolar.

Signos

En tanto, la licenciada indicó que los niños con dislexia a menudo son descritos como desorganizados, olvidadizos y soñadores. Estas características se combinan con una falta de atención, especialmente cuando están expuestos a la palabra escrita, hablada o leída.

Entre los errores más frecuentes que presentan los chicos a la hora de leer o escribir, señaló que son las sustituciones de palabras, como confundir caballo con cabello o casa con cosa. «Aparecen las rotaciones de letras como intercambiar la ‘b’ por la ‘d’ o la ‘p’ por la ‘q’ Además, se observan omisiones, como en el caso de escribir chocolate como ‘choclate’, y adiciones de letras, como transformar ‘municipalidad’ en ‘municipapalidad’. Otro error común es la inversión de letras, donde ‘es’ se escribe como «‘se’ o ‘el’ como ‘le'».

A partir de los seis años, existen ciertos signos que actúan como predictores de dislexia, muchos de los cuales están relacionados con el lenguaje oral. «Los niños con dislexia suelen adquirir el lenguaje de manera tardía, presentan falta de fluidez al hablar y tienen un vocabulario empobrecido».

A nivel motor, estos niños suelen mostrar problemas de coordinación, equilibrio y orientación, así como dificultades en el ritmo y la literalidad. «Tienen una atención dispersa, lo que se traduce en días buenos y malos en su desempeño escolar. Les cuesta aprender a escribir su nombre y reconocerlo, además de que tienen problemas para adquirir conceptos básicos como los colores, tamaños o formas».

Los desafíos también se reflejan en actividades cotidianas como vestirse, abrocharse los botones o atarse los cordones. «Es fundamental detectar estos signos lo antes posible, para que el niño reciba el apoyo necesario y así evitar que estos problemas afecten su autoestima y desarrollo global», puntualizó Báez.

Aprendizaje

Los niños y adolescentes con dislexia requieren un enfoque personalizado para facilitar su proceso de aprendizaje. De acuerdo a la profesional, es crucial otorgar más tiempo a los estudiantes para completar sus tareas y evitar la presión de copiados extensos o la exposición a lecturas en voz alta frente a sus compañeros. Esto se debe a que la dislexia afecta directamente la fluidez con la que el niño procesa la información leída o escrita.

Una de las recomendaciones es la evaluación oral, complementada con el uso de tecnologías que faciliten la escritura y la resolución de problemas matemáticos. El uso de calculadoras o guías de tablas es fundamental para reducir la carga cognitiva y permitir que los estudiantes se enfoquen en comprender los conceptos. «No se trata de recortar los contenidos sino de adaptar la metodología para que los niños puedan acceder a ellos de una manera que les sea más funcional y amigable».

En sintonía, apuntó que es importante implementar adecuaciones como anticipar el material de estudio mediante fotocopias y favorecer la oralidad, permitiendo que los estudiantes expresen sus ideas sin tener que depender exclusivamente de la escritura.

«Los niños con dislexia pueden sacar fotos del pizarrón para no perder información relevante», sugiere la licenciada. Es fundamental que la sociedad, tanto desde las familias como desde el sistema educativo, fomente un ambiente inclusivo, donde cada niño tenga la oportunidad de aprender y crecer a su propio ritmo”.

El apoyo docente marca la diferencia

La dislexia es una dificultad de aprendizaje que afecta a muchos niños, manifestándose en diversos aspectos como la lectura, escritura y expresión oral. Rosana Alejandra Mercado, madre de un joven de 22 años con dislexia, compartió su experiencia en la búsqueda de un diagnóstico y las herramientas necesarias para ayudar a su hijo a enfrentar los desafíos que presenta esta condición.

«Mi hijo hoy no ata los cordones. Cuando era chico, le compraba zapatos y zapatillas con velcro, y hoy en día trabaja y se compra cordones elásticos con trabitas. Pongamos como padres, familias y comunidad el foco en lo importante», comentó.

En ese marco, destacó que el apoyo tanto de la familia como de los docentes es fundamental en el proceso educativo y en la vida diaria. «Primero, respetando al maestro, pero haciéndole ver que son los ojos de nuestros hijos en el aula. Los maestros son los artesanos que moldean la educación y el espíritu de nuestros niños. Si un maestro apoya a nuestros hijos en clases, ellos van al aula felices y es allí donde se aprende desde el amor. No hay que olvidarse que un niño debe ir a la escuela feliz».

En cuanto a la legislación que ampara a los estudiantes con dislexia, Mercado señala la importancia de que los docentes estén informados sobre sus derechos. «Hay una ley que los ampara, y la provincia de Misiones está adherida a la Ley 27306». Esta ley establece las adecuaciones curriculares necesarias para garantizar una educación equitativa.

«Le pediría a la sociedad que se interiorice de qué se trata la dislexia para entender que las adecuaciones curriculares es poner más equidad. A un chico con lentes jamás se le pediría que se los saque, ni a una persona en silla de ruedas que entre sin ella. Las adecuaciones son una herramienta para que mi hijo aprenda igual que el tuyo», concluyó.

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