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Adicciones: abordaje integral ante el aumento de casos de pacientes con consumo problemático

lunes 25 de marzo de 2024 | 5:30hs.

Los patrones de consumo de sustancias detectados en la provincia están influenciados por distintos factores, como el comportamiento macroeconómico, la proximidad a las fronteras y las características demográficas, siendo particularmente preocupante el impacto en personas de entre 20 y 40 años. Frente a este panorama, se aborda la problemática desde la salud mental a partir de la ley XVII- N° 141 que establece la creación de un programa preventivo y de asistencia integral, el cual ofrece consistencia en el tiempo para el tratamiento y seguimiento de pacientes.

En este sentido, el subsecretario de Prevención de Adicciones y Control de Drogas, Samuel López, puso el foco en que en la zona Norte la problemática que está haciendo impactando fuertemente es el consumo de pedra, en la costa del río Paraná hasta San Ignacio y Santa Ana preocupa la marihuana, y en la costa del río Uruguay, el alcohol. Sumado a esto, advirtió que en Posadas, Oberá y Eldorado hay altos niveles de policonsumo. “Alcohol y tabaco son las sustancias más consumidas en el monoconsumo, pero el policonsumo es lo que predomina. Una hipótesis es que el consumo tiene mucho que ver con el comportamiento macroeconómico, aparte de la frontera y las edades”, analizó.

A la vez que hizo hincapié en que la mayor preocupación es el consumo por parte de personas de entre 20 y 40 años. “Es doblemente problemático porque muchas veces son padres o madres de niños y adolescentes, están con la fuerza laboral activa y tal vez son los únicos proveedores de la familia”, subrayó.

Entre diversas estrategias desplegadas para contener la problemática por parte del gobierno provincial, el 22 de enero se inauguró el nuevo centro de prevención y asistencia integral para el control de las adicciones, ubicado en la Ruta Nacional N° 12 y calle 147 de Posadas. “Como toda problemática de salud, el abordaje es en tres etapas: la preventiva, la asistencial y la de rehabilitación. Estas etapas tienen que ver con el grado de compromiso que tenga cada persona con el consumo”, indicó el director del centro, Joel Fernández.

En conversación con El Territorio, identificó que en la primera etapa se promueven hábitos saludables y se habla de prevención específica -relacionada al consumo- e inespecífica -ligada a los factores que pueden llevar al consumo-. En la segunda etapa se brinda asistencia profesional a quienes ya enfrentan problemas de consumo con un enfoque ambulatorio y otro de internación para la desintoxicación y deshabituación, incluyendo atención individual, grupal y familiar, y servicios de extracción de sangre y farmacia. Finalmente, en la etapa de rehabilitación se apunta a la reinserción educativa, laboral y social de la persona.

“El centro fue pensado en función de este abordaje y las propuestas tienen que ver con cómo se encara la atención. Por ejemplo, tenemos un espacio grupal de trastornos de la conducta alimentaria en el que trabajan la nutricionista y el psicólogo”, especificó. Asimismo, puntualizó que el bloque de internación cuenta con seis salas, una de las cuales está destinada a la desintoxicación. “Este proceso implica algún soporte clínico y dura entre 24 y 48 horas, aunque se puede extender hasta las 72 horas porque es lo que tarda un organismo en metabolizar una sustancia consumida”, dijo.

Luego de desintoxicarse, los pacientes comienzan la etapa de deshabituación, que puede durar entre 14 y 21 días. “Son tiempos estimativos porque la realidad es el caso a caso y cómo evoluciona cada persona con el tratamiento. Se trabaja sobre los hábitos porque quienes llegan a un consumo problemático grave suelen estar bastante desorganizados en su vida”, señaló el director del centro.

Por otra parte, focalizó que predominan los casos de policonsumo, mientras que en los casos de consumo aislado se detectan alcohol, cocaína y medicación psiquiátrica o analgésica sin prescripción médica. El centro admite a pacientes de 14 años en adelante y, en el caso de los menores de edad, el tratamiento se realiza en compañía de un referente o tutor. Desde su puesta en funcionamiento, se registraron alrededor de 50 internaciones con prevalencia de pacientes varones.

El edificio cuenta también con un salón de usos múltiples, un comedor y un espacio de asesoría espiritual para quienes participen de alguna comunidad de fe. El equipo de profesionales está conformado por 10 psicólogos, 5 trabajadores sociales, 4 médicos clínicos, 2 nutricionistas, 2 psiquiatras y 10 enfermeros.

Además, se ofrecen dos tipos de talleres. Por un lado, hay quince talleres terapéuticos llevados adelante por docentes a fines de estimular la rehabilitación de los pacientes. Corte y confección, peluquería, música, huerta y jardinería, lenguaje de señas, idiomas, cocina, educación física y manualidades son algunos de ellos. Por otro lado, en el bloque de prevención funcionan talleres de oficio. Son más de veinte y están abiertos tanto a la comunidad como a los pacientes. Algunos están relacionados a la terminalidad escolar y todos concluyen con certificación del Ministerio de Educación de Misiones.

Consumo problemático en la provincia

López, retomó y destacó que el nuevo centro de prevención y asistencia integral para el control de las adicciones “cubre una fuerte pata preventiva del consumo problemático”. Al respecto, precisó que los talleres de oficio iniciaron con más de 3400 consultas y 641 inscriptos de distintos barrios aledaños, como Itaembe Miní, Itaembé Guazú, Tacuaritas, Manantial y las chacras 251, 252 y 253.

“Hay un aumento de demanda, por eso aumentamos las atenciones”, remarcó, en diálogo con El Territorio. Sobre esta línea, comentó que el año pasado comenzó la construcción de un centro como éste en Oberá y continúa la construcción de este modelo en San Pedro. “De esta manera damos cobertura territorial a la atención de las adicciones por zonas sanitarias”, explicó.

A su vez, consideró que el aumento de demanda ocurre por varias cuestiones. “Una está relacionada a que el tema se puso en agenda. Ahora hablamos de adicciones naturalmente cuando antes era tabú hacerlo. También el miedo es que haya una baja percepción del riesgo porque nos pasó, por una encuesta hecha a adolescentes en el ámbito educativo, que tenían como más peligrosa la posible dependencia al uso de dispositivos móviles que al consumo de alcohol”, manifestó.

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