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Día contra la Neumonía: principal causa de mortalidad infantil en el mundo

La neumonía se cobra la vida de casi 800.000 niños menores de cinco años al año, lo que la convierte en la principal causa de muerte entre la población infantil, incluyendo a muchos recién nacidos, que son muy vulnerables a esta enfermedad. Por ello, el 12 de noviembre es el Día Mundial contra la Neumonía, una enfermedad que causa estragos en muchas partes del mundo. Se podría decir que es una de las enfermedades más desatendidas.

Su nivel de mortalidad es tan alto porque en la mayoría de las ocasiones se le considera un resfriado común o en el peor de los casos, malaria, pero lo cierto es, que cuando por fin es diagnosticada de forma correcta, ya es demasiado tarde.

Por eso el principal objetivo de este día es sensibilizar a las personas, para que puedan detectar la enfermedad a tiempo, pero también busca que las naciones tomen previsiones por medio de jornadas de vacunación, inversión en equipos y compra de medicamentos que ayuden con el tratamiento, sobre todo en niños y adultos mayores, que son los dos tipos de poblaciones que corren más riesgo al contraer el virus.

¿Qué es la neumonía?

La neumonía, también conocida como pulmonía, es una enfermedad que provoca la inflamación de los pulmones por la presencia de una infección producida por virus o bacterias.

Con los equipos adecuados, principalmente placas torácicas o radiografías, se puede detectar a tiempo y detener por completo con el suministro de un antibiótico. Es más, se ha comprobado que si la enfermedad se diagnostica a tiempo, reduce su mortalidad en un 42% en los niños de 2 años o menos.

El problema con la neumonía es que en muchos países en desarrollo no se cuenta con las políticas públicas, ni el nivel de inversión adecuado para diagnosticar y tratar la enfermedad. Es solo cuando el niño no responde al tratamiento que los médicos se dan cuenta de que están ante la presencia de la neumonía y para entonces es demasiado tarde.

La neumonía es un tipo de infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. Estos están formados por pequeños sacos, llamados alvéolos, que -en las personas sanas- se llenan de aire al respirar. Los alvéolos de los enfermos de neumonía están llenos de pus y líquido, lo que hace dolorosa la respiración y limita la absorción de oxígeno.

La neumonía es la principal causa individual de mortalidad infantil en todo el mundo. Afecta a niños de todo el mundo, pero el número de muertes es mayor en Asia meridional y África subsahariana. Puede protegerse a los niños mediante intervenciones sencillas contra esta enfermedad, que puede tratarse con medicación y cuidados de bajo costo bajo.

Causas de la neumonía

Diversos agentes infecciosos –virus, bacterias y hongos– causan neumonía. Los más comunes son los siguientes:

Streptococcus pneumoniae es la causa más común de neumonía bacteriana en niños;
Haemophilus influenzae de tipo b (Hib) es la segunda causa más común de neumonía bacteriana;
El virus sincitial respiratorio es la causa más frecuente de neumonía vírica.
Pneumocystis jiroveci es una causa importante de neumonía en menores de seis meses con infección por VIH, y es responsable de al menos una de cada cuatro muertes por neumonía en lactantes seropositivos al VIH.

Transmisión de la neumonía

La neumonía puede propagarse por diversas vías. Los virus y bacterias presentes comúnmente en la nariz o garganta de los niños pueden infectar los pulmones al inhalarse. También pueden propagarse por vía aérea, en gotículas producidas al toser o estornudar. Además, la neumonía puede propagarse por medio de la sangre, sobre todo en el parto y en el periodo inmediatamente posterior.

Se necesita investigar más sobre los diversos agentes patógenos que causan la neumonía y sobre sus modos de transmisión, ya que esta información es fundamental para el tratamiento y la prevención de la enfermedad.

Síntomas de la neumonía

La neumonía vírica y la bacteriana se presentan de formas similares. Con todo, los síntomas de la neumonía vírica pueden ser más numerosos que los de la bacteriana. En menores de 5 años con tos y/o dificultad para respirar, tengan o no fiebre, la neumonía se diagnostica por la presencia de respiración rápida (taquipnea) o tiraje subcostal, lo que supone la depresión o retracción de la parte inferior del tórax durante la inspiración (en las personas sanas el tórax se expande durante la inspiración). Las sibilancias son más frecuentes en las infecciones víricas.

Los lactantes con afectación muy grave pueden ser incapaces de comer o beber, y pueden presentar pérdida de consciencia, hipotermia y convulsiones.

Factores de riesgo

La mayoría de los niños sanos pueden combatir la infección mediante sus defensas naturales, pero los niños inmunodeprimidos presentan un mayor riesgo de contraer neumonía. El sistema inmunitario del niño puede debilitarse por malnutrición o desnutrición, sobre todo en lactantes no alimentados exclusivamente con leche materna.

La presencia previa de enfermedades como sarampión o infecciones por VIH asintomáticas también aumentan el riesgo de que un niño contraiga neumonía.

Los factores ambientales siguientes también aumentan la susceptibilidad de los niños a la neumonía:

La contaminación del aire interior ocasionada por el uso de biomasa (como leña o excrementos) como combustible para cocinar o calentar el hogar;
Vivir en hogares hacinados;
El consumo de tabaco por los progenitores.

Tratamiento de la neumonía

La neumonía debería tratarse con antibióticos. El antibiótico de elección para el tratamiento de primera línea es la amoxicilina en comprimidos dispersables. La mayoría de los casos de neumonía requieren antibióticos por vía oral, que suelen recetarse en los establecimientos de salud. Estos casos también pueden diagnosticarse y tratarse con antibióticos orales baratos a nivel comunitario administrados por agentes de salud comunitaria capacitados. Se recomienda la hospitalización solamente en los casos graves.

Prevención

La prevención de la neumonía infantil es un componente fundamental de toda estrategia para reducir la mortalidad infantil. La vacunación contra el Hib, los neumococos, el sarampión y la tos ferina es la forma más eficaz de prevenir la neumonía.

Una nutrición adecuada es fundamental para mejorar las defensas naturales del niño, comenzando por la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida. Además de prevenir eficazmente la neumonía, contribuye a reducir la duración de la enfermedad en caso de que el niño enferme.

También puede reducirse el número de niños que contraen neumonía corrigiendo factores ambientales como la contaminación del aire interior (por ejemplo, proporcionando cocinas de interior limpias a precios asequibles) y fomentando una higiene correcta en hogares hacinados.

Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS)

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