sábado, 23 agosto, 2025
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Apuntes sobre la transición

El hecho de que Cristina Kirchner se encuentre injustamente presa y proscripta, ha desatado una sorda lucha interna por la transición, no es novedad.

Veamos algunos ejemplos de transiciones exitosas y fallidas en el país y la región.

La proscripción de Juan Domingo Perón y del peronismo, que se extendió desde el golpe de Estado de 1955 hasta 1973, generó intentos de neoperonismo o “Peronismo sin Perón como los casos de Juan Bramuglia en los años 50 y Augusto T. Vandor en los años 60 y adicionalmente tuvo un impacto significativo en la política argentina y, en mayor o menor medida, influyó en las caídas de los gobiernos de Arturo Frondizi (1958-1962), Arturo U. Illia (1963-1966) y Héctor J. Cámpora (1973). Señalemos brevemente cada caso.

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—Arturo Frondizi (1958-1962): Aunque Frondizi intentó un equilibrio entre el desarrollo económico y las demandas peronistas, su decisión de permitir la participación del peronismo en elecciones provinciales de 1962 (donde ganaron varias gobernaciones) desató una crisis. Los militares, que veían al peronismo como una amenaza, presionaron y finalmente derrocaron a Frondizi en un golpe de Estado. La proscripción de Perón, al limitar la participación política legítima del peronismo, creó un clima de inestabilidad que contribuyó decisivamente a su caída.

—Arturo U. Illia (1963-1966): Illia buscó estabilizar el país y levantó parcialmente la proscripción para algunas elecciones, el peronismo seguía marginado a nivel nacional. Esto generó descontento entre los peronistas y tensiones con los sindicatos, que organizaron protestas y paros. Además, la percepción de un gobierno débil, combinada con la presión de sectores militares y económicos que temían un resurgimiento peronista, culminó en el golpe de Estado de 1966 liderado por Juan Carlos Onganía. La proscripción, al mantener al peronismo fuera del sistema político formal, alimentó la inestabilidad y facilitó el derrocamiento de Illia.

—Héctor J. Cámpora (1973): Cámpora, candidato del Frejuli (Frente Justicialista de Liberación), asumió en un contexto donde la proscripción de Perón finalmente había sido levantada, permitiendo su retorno al país. Sin embargo, su breve presidencia (mayo-julio de 1973) estuvo marcada por las tensiones internas dentro del peronismo, entre sectores de izquierda y derecha, y por la presión de Perón mismo, quien seguía siendo la figura central del movimiento. Cámpora renuncia, tras apenas 49 días. En este caso, la influencia de la proscripción es indirecta: el largo período de exclusión del peronismo generó una acumulación de expectativas y conflictos internos que Cámpora no pudo o no quiso gestionar, allanando el camino para que Perón fuera finalmente electo presidente en septiembre del año 1973 con casi el 63% de los votos.

La dificultad en la sucesión no es tampoco una particularidad de nuestro país.

Dos grandes modalidades de sucesión exitosa regional son los casos de Venezuela y México.

Los liderazgos originales que encabezaban esos procesos, Hugo Chávez y AMLO, no eran de sucesión sencilla.

En estos casos, dichos liderazgos debían necesariamente, para salvaguardar los procesos, modificar la Constitución y habilitar institutos como la reelección inmediata o indefinida como en el caso venezolano o respetando el andamiaje institucional vigente, realizar la transición ordenadamente, dada la imposibilidad constitucional de reelección del líder original, como el caso mexicano.

Pero también existen transiciones de liderazgos originales sin proscripción, fallidas.

Por ejemplo el caso de Uribe en Colombia. El líder antioqueño eligió como delfín a uno de los ministros más importante de su gabinete, Santos quien a los meses de avanzar en el gobierno, rompió lanzas con el “patrocinador” y produjo un desfasaje del proyecto original del uribismo.

Por otro lado la transición con liderazgos originales proscriptos fueron fracasos en todos los casos observados.

Argentina como vimos, Brasil, Ecuador y más recientemente Bolivia, muestran la imposibilidad estructural de una transición exitosa con el liderazgo original proscripto.

Así las cosas, basados en la evidencia, sabemos: con anomalía institucional y el líder original proscripto todas las sucesiones fracasan.

En condiciones de normalidad institucional, el resultado es aleatorio.

Los resultados de la sucesión son independientes de la voluntad del líder.

En este sentido #CristinaLibre #no es una consigna electoral, es la condición de posibilidad de restaurar la democracia y si así se decidiera, ensayar una transición, cuyo resultado siempre es aleatorio.

*Director de Consultora Equis.

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