21/08/2025 03:16hs.
Hay gente en estado de shock. Hay padres que abrazan con fuerza a sus hijos mientras lloran sin consuelo. Hay familias enteras que corren aterrorizadas hacia las salidas más cercanas, pero las puertas del estadio Libertadores de América – Ricardo Bochini permanecen cerradas y nadie puede salir. Hay ojos vidriosos por el llanto. Hay rostros completamente desencajados por la ira. Y hay semblantes que sólo reflejan angustia, miedo y desesperación. Lo que debía ser la fiesta de una noche copera y de fútbol, en la fría y ventosa noche de Avellaneda, terminó en dantescas escenas de violencia pocas veces vistas en el fútbol argentino. Por la magnitud, por el nivel de salvajismo, por la duración y la gravedad de los hechos, lo que pasó fue una tragedia. Postales de un horror que, a quienes estuvieron en el estadio, les hicieron imposible conciliar el sueño.
Desde antes del partido se respiraba tensión en las inmediaciones de la cancha. A los hinchas de Universidad de Chile, que ocuparon la tribuna Pavoni alta, les habían vendido 2.500 entradas. Pero ese sector, con capacidad para 4.500 espectadores, estuvo repleto. Los chilenos comenzaron a llegar a Avellaneda a las 18 horas, en una imponente caravana de micros. Varios lograron entrar a la tribuna con distintos tipos de armas blancas. Así se pudo constatar en algunos videos que ellos mismos publicaron en sus redes sociales para alardear cómo habían logrado sortear los controles. El ingreso fue, en cierta medida, tranquilo. Aunque, cuando los hinchas de Independiente empezaron a poblar la tribuna Pavoni baja, comenzaron los problemas: desde arriba les arrojaron hierros, cascotes, butacas incendiadas, palos, griferías y las tapas de los inodoros de los baños situados debajo de la popular.
Universidad de Chile –
Imágenes sensibles: dos hinchas de la U caen al vacío desde la tribuna superior
Ocurrió luego que ingresaran hinchas de Independiente a la tribuna visitante
Poca presencia policial y falta de red de contención: un combo fatal
Hubo heridos y la bronca comenzó a acumularse. La situación obligó a los fanáticos del Rojo a refugiarse en la parte más alta de la tribuna para quedar por debajo de la segunda bandeja en la que se ubicaban los visitantes. Los objetos que tiraban desde arriba no lograban impactar en los escalones más altos. Pero sí en los más bajos, que quedaron despoblados.
Cuando esa tribuna alta estaba habilitada para los visitantes, hace más de una década, existía un paredón con un alambrado perimetral, además de un entretejido que contenía gran parte de lo que arrojaban desde arriba. Pero esa estructura se desarticuló para mejorar la visión de los socios del Rojo que habitualmente acuden a ese sector. Por eso, contra Universidad de Chile no hubo una red de contención ni barrera de protección. También se advirtió poca presencial policial en el sector a pesar de que el operativo contó con 650 efectivos de la Policía bonaerense y 150 miembros de seguridad privada.
En el entretiempo, la facción de la barra de Independiente que habitualmente ocupa el sector Pavoni se agrupó detrás de la Garganta Número 1 para intentar derribar un portón que separa a ese sector del lugar en el que estaban los hinchas chilenos. Mientras tanto, la barra de la U, llamada “Los de Abajo”, intensificó el ataque y arrojó una bomba de estruendo, a modo de granada, que estalló en el tercer nivel de la Garganta del Diablo Número 1, donde había hinchas comunes. Esa detonación fue la chispa que hizo explotar todo. Por disposición de los organismos de seguridad, la voz del estadio les pidió a los chilenos que abandonaran la tribuna cuando aún quedaba todo el segundo tiempo por disputarse. El pedido se hizo en tres oportunidades por los altoparlantes. Y el público visitante tardó en reaccionar, pero luego de unos 30 minutos comenzó a dejar el sector a paso lento.
La barra acorraló a los chilenos en la Pavoni alta y, al menos dos cayeron al vacío ante la agresión. (Foto: Marcelo Carroll)
Una cacería humana
“¡Andá a buscarlos, la puta que lo parió!”, cantó la barra del Rojo ubicada en la tribuna Santoro baja, clamando venganza contra los fanáticos de la U. Esa facción, la oficial, está enfrentada desde hace más de diez años con la que acude al sector Pavoni. Y el cantito tuvo como destinatario al grupo disidente.
Después de forcejear durante varios minutos, la barra de Independiente logró derribar el portón y entró a la popular visitante, donde permanecía un grupo muy reducido de simpatizantes chilenos que se resistían a abandonar el lugar. Y a partir de ese instante empezó una feroz cacería humana a la vista de todos. Un momento dramático que dejó a toda la cancha en un estado de estupefacción e incredulidad. La barra del Rojo acorraló a los chilenos: a varios les robaron sus atuendos, algunos quedaron desnudos y otros en paños menores corriendo por los escalones. Otros intentaron escapar desde el sector Pavoni hasta los pisos superiores de la Garganta Número 4, pero fueron agredidos cuando se subieron a un alambrado. Al menos dos no pudieron sostenerse ante el brutal ataque en masa, cayeron al vacío desde unos 10 metros de altura y quedaron tendidos sobre el suelo, donde fueron insultados por algunos hinchas de Independiente enfurecidos que estaban ubicados detrás de una reja situada a unos cinco metros de distancia del lugar de la caída.
Minutos después, con la intención de tratar de descomprimir a la gente del Rojo que se encontraba a la intemperie en la bandeja inferior a la del conflicto, los encargados de la seguridad les abrieron las puertas a los hinchas locales que estaban en la tribuna Pavoni baja para que pudiesen trasladarse a las plateas Bochini y Erico, que terminaron atiborradas y colapsadas.
Se vieron escenas de un salvajismo primitivo. Los chilenos dejaron la cancha a las corridas y 90 quedaron detenidos. Más allá de la presencia de la barra, que actuó con violencia, muchos habían venido en familia a disfrutar del espectáculo y también terminaron aterrorizados ante semejante pesadilla.
En el cierre de la noche, más de 1.000 hinchas de Independiente invadieron el campo de juego, muchos de ellos asustados. En medio de la confusión hubo varios robos de pertenencias, principalmente celulares. Cada acontecimiento configuró un escenario dramático.
Sobre el final la gente de Independiente asustada invadió el campo de juego.
Una particular situación con el chileno Loyola
Cuando el césped ya estaba repleto de hinchas, Felipe Loyola, futbolista chileno del Rojo, cruzó desde la salida del vestuario en el sector Erico hasta la platea Bochini para ver cómo se encontraba su familia. En el camino los hinchas le pidieron fotos y accedió, pese a su preocupación por no saber cómo se encontraban sus seres queridos, que afortunadamente no tuvieron inconvenientes.
Copa Sudamericana –
Felipe Loyola, mediocampista chileno de Independiente, salió al campo de juego para ver cómo estaban los hinchas que habían ingresado
Video: Olé.
La gente, con miedo, tardó en dejar la cacha cuando se abrieron las puertas. Todavía predominaba el temor. La noche de locura se apagó lentamente, entre la angustia y los espantosos relatos que se escuchaban mientras la muchedumbre se retiraba por la calle Alsina. Todos estaban absortos. Esta vez nadie hablaba de goles, del equipo o de los cambios del técnico. Después de la barbarie, de la crueldad, del primitivismo y la brutalidad, de haber sido testigo del horror, la gente quedó visiblemente perturbada. De a poco, el enojo le dio paso a una tristeza muy profunda. Avellaneda acababa de ser el escenario de una escalada de violencia irrefrenable. Una absurda batalla sin causa. Algo tan demencial que, quienes estuvieron allí, no podrán olvidar jamás. La pelota se manchó. Y se manchó con sangre.
Copa Sudamericana –
Una persona, prácticamente desnuda, espera a ser asistida en la tribuna visitante del Libertadores de América
Video: Olé.
Se abrió una investigación: así sigue la causa
La investigación quedó a cargo de la UFI Nº 4, a cargo del Doctor Mariano Zitto y el Doctor Sebastián González. Se hizo una inspección visual del lugar donde acontecieron los hechos y se solicitaron los informes a los organismos de seguridad correspondientes. También se inspeccionarán los videos de las cámaras de seguridad del estadio. Hasta las 2.24 AM había 125 detenidos.
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