Fue el que tuvo que salir de la habitación donde yacía el cuerpo de Diego Armando Maradona y comunicarle a Claudia Villafañe, la exmujer del Diez, y a Dalma, Gianinna y Jana, las tres hijas mujeres del astro, la peor noticia. “Les dije que el paciente había fallecido. Empezaron a decir que no, que había que llevarlo a una clínica. No podían aceptar que había muerto”, recordó el médico Juan Carlos Pinto.
El facultativo declaró hoy como testigo en el juicio donde se debaten las circunstancias que rodearon la muerte de Maradona, a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 de San Isidro.
Pinto, que es médico clínico, el 25 de noviembre de 2020 llegó a la casa del lote 45 del barrio privado San Andrés, en Tigre donde Diego pasó sus últimas semanas de vida, en una ambulancia del servicio de emergencias +Vida.
“Entramos en la casa, una persona le hacía compresiones en el pecho y otra respiración boca a boca. Desplegamos nuestro equipo en la cama y continuamos con la reanimación. Vimos que el paciente no tenía actividad eléctrica, pero por protocolo se siguió dando oxígeno. Hicimos 20 minutos más, pero el paciente tenía signos de muerte”, sostuvo el testigo al comenzar su declaración testimonial.
Fue en ese momento que Pinto salió de la habitación y fue al encuentro de Villafañe y las hijas de Maradona. Ninguna podía aceptar la triste noticia que les acababa de cambiar la vida para siempre.
“Me entrevisté con los familiares, las tres hijas y Villafañe. Les dije que el paciente había fallecido. Empezaron a decir que no, que había que llevarlo a una clínica. No podían aceptar que había fallecido. Volví a entrar, había siete médicos [para ese momento habían llegado más ambulancias]”, explicó Pinto. Después de unos diez minutos volví a salir y les explicó: “Ya está muerto, no hay otra cosa para hacer”.
Recordó que vio a Maradona como “gordo” y “panzón”. Por su experiencia, sin ser médico forense, cree que el astro llevaba, por lo menos, dos horas muerto.”
“Hacía más de dos horas estaba muerto, por varias razones. Por los signos de rigidez cadavérica, que se incrementan y manifiestan a partir de las dos horas, signos de estasis sanguínea”, explicó el testigo.
A pedido del abogado Nicolás D’ Albora, abogado que representa a la coordinadora médica Nancy Forlini, una de las siete personas juzgadas por presunto homicidio simple con dolo eventual, el tribunal le leyó parte de su declaración testimonial de la tarde 25 de noviembre de 2020, es decir poco después de la muerte de Maradona. En ese momento, según el expediente judicial, había dicho que no pudo observar rigidez cadavérica, que en condiciones de temperaturas cálidas como las de ese día tardarían, aproximadamente, dos horas en aparecer y que la rigidez cadavérica las observó recién cuando terminaron las tareas de reanimación en el maxilar inferior del paciente. El testigo ratificó su primera declaración.
Antes había declarado Colin Campbell Irigoyen, el primer médico que intentó auxiliar a Maradona el día de la muerte del astro mundial del fútbol. Se especializa en cirugía plástica, reparadora y estética. Vivía a unos 50 metros de la casa del barrio privado San Andrés, en Tigre, que le habían alquilado al por entonces DT de Gimnasia y Esgrima La Plata, después de su operación de un hematoma subdural en su cabeza
El 25 de noviembre de 2020, el día del fallecimiento de Maradona, Campbell Irigoyen se estaba preparando para ir a trabajar cuando recibió una llamada a su teléfono celular. Eran las 12.26. Fue cuando uno de los guardias del barrio privado le explicó que Maradona se había descompuesto.
Ya habían llamado a una ambulancia, pero necesitaban que él fuera. El médico tomó un estetoscopio y un tensiómetro. En su auto fue hasta la casa del lote 45, donde estaba el astro.
En la entrada se encontró con dos personas. A una la identificó como “el psicólogo” [por Carlos Díaz, uno de los acusados de homicidio simple con dolo eventual]”; a la otra como un chofer.
Díaz, según el testigo, le informó que Maradona se había descompensado y que no le encontraban los signos vitales. Cuando ingresó en la habitación vio a la enfermera Gisela Dahiana Madrid [que será juzgada en un próximo juicio por jurados] haciéndole masajes cardíacos, el custodio [Julio Coria], respiración boca a boca y la psiquiatra Agustina Cosachov, otra de las acusadas, estaba sentada a los pies de la cama.
Lo primero que hizo el vecino fue preguntar cuánto hacía que lo habían encontrado así a Maradona. Recibió como respuesta que se había levantado a media mañana para desayunar y que después había vuelto a su habitación.
Entonces, él comenzó a hacerle masajes cardíacos mientras le preguntaba a las personas a su alrededor con qué medios contaban. Él no vio desfibrilador ni botiquín. Tampoco oxígeno.
“¿Observó aparatología médica?”, preguntó Patricio Ferrari, uno de los fiscales generales adjuntos de San Isidro, a cargo de la acusación.
“No nada, absolutamente nada”, afirmó sin dudar el testigo. También recordó que Diego “estaba en una posición como durmiendo. [una persona] Muy obesa y con una temperatura más baja de lo normal. Ya no tenía signos vitales hace un tiempo largo. Tenía el brazo derecho colgando, sin ningún tipo de tonicidad. Parecía postrada hace mucho tiempo, la inflación de los miembros inferiores era notable”.
Campbell Irigoyen también afirmó que la casa estaba desordenada, sucia, en especial la habitación donde estaba Maradona. “No había nada de la limpieza básica para tener a una persona recién operada”, sostuvo.
Si bien el médico es amigo del dueño de la casa donde vivió Maradona, contó que se enteró de que el astro se había mudado al barrio San Andrés. Relató que después de que conociera la noticia, recibió un mensaje en el grupo de WhatsApp llamado Compra/Venta San Andrés donde se informaba que “Diego iba a estar acompañado por sus hijas y [otros] familiares, así como de personal médico. Una ambulancia iba a estar estacionada en el lote”.
Ante una pregunta del fiscal Ferrari, Campbell Irigoyen sostuvo que solo vio estacionada la ambulancia en el lote 45 solo entre el primer y segundo día desde la llegada de Maradona.
Ante una consulta de una de las defensas, dijo no poder recordar o reconocer quién había mandado el mensaje sobre la información de la ambulancia.
Cuando estaba por finalizar su declaración, la jueza Julieta Makintach le preguntó al testigo a qué se refería cuando afirmó “no tenía signos vitales hace un tiempo largo”. El médico respondió “entre una y dos horas”.
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