lunes, 27 enero, 2025
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Cabezas: la historia del empresario invisible y la foto que desató su asesinato

La madrugada del 25 de enero de 1997 le hizo dar un brusco giro al periodismo argentino. El reportero gráfico de Noticias José Luis Cabezas fue asesinado por órdenes de Alfredo Yabrán, uno de los empresarios más poderosos del país. ¿El motivo? una fotografía. Hasta ese verano, Yabrán era invisible: nadie conocía su cara, a pesar de ser una figura clave en el mundo empresario y político. Sacarlo a la luz le costó la vida a Cabezas.

El 16 de febrero de 1996 el fotógrafo había tomado una instantánea de Yabrán, quien en ese entonces era propietario de la empresa OCA. Fue durante la cobertura de verano en Pinamar que realizaba junto al periodista Gabriel Michi para la revista Noticias.

Yabrán solía operar desde las sombras y mantenía vínculos ocultos con las esferas más altas del poder. Sus compañías para lavar el dinero del narcotráfico y el tráfico ilegal de armas pasaban desapercibidas para el ojo público.

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El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.

Sin embargo, en 1996 el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, había denunciado en la Cámara de Diputados que Yabrán “lideraba una mafia enquistada en el poder”. “¿Quién es el señor Yabrán? ¡Nadie lo conoce! ¡Pero él sí va a conocer todas las pruebas que tenemos!”, lanzó el funcionario.

En aquel momento, Cavallo lo acusaba de liderar un entramado que controlaba la entrada y salida de bienes del país, con posiciones dominantes en logística, seguridad, transporte y servicios aeroportuarios, además de la impresión de dinero y documentos oficiales y el manejo informático de Lotería Nacional.

Esto despertó el interés de los medios que desconocían hasta acá su rostro. Sin embargo, en ese entonces y previo al verano en que Cabezas fue asesinado, el empresario cruzó unas palabras con la revista Noticias en la que inmortalizó una frase que meses después cobraría sentido: “Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente. Ni los servicios de inteligencia tienen una foto mía”.

La emblemática foto de Yabrán caminando en el balneario Marbella de Pinamar, fue publicada en la tapa de la revista Noticias en marzo de 1996. Más tarde, la investigación judicial determinaría que la revelación de su imagen sería definitorio para la vida de Cabezas, a quien decidió no perdonar. “Con su foto, José Luis logró ponerle rostro al personaje más oscuro y poderoso de los años 90. Con esa foto reveló muchos de los secretos que el poder no quería que salieran a la luz”, recordó su compañero de temporada, Gabriel Michi.

Sobre la cobertura, el periodista recordó: “En el momento de las fotos sentimos una gran satisfacción profesional, porque era la foto que buscaba todo el periodismo. Nunca medimos que pudiera tener la consecuencia que tuvo: el asesinato de José Luis fue el primero de un trabajador de prensa desde el regreso de la democracia”.

Y sobre el asesinato, analizó que “sin dudas, desde el punto de vista político, el crimen de Cabezas marcó un antes y un después. La reacción social que hubo fue el principio del final del menemismo, que protegió al autor intelectual del crimen, Yabrán, a quien no quiso soltarle la mano hasta último momento y trató de proteger de todas las maneras posibles”.

Amenazas y asesinato. Antes del trágico desenlace, Cabezas había empezado a ser víctima de las consecuencias por sacar esa foto de Yabrán con el torso desnudo y traje de baño en un balneario de Pinamar. Primero fueron amenazas telefónicas y después un funcionario que por entonces trabajaba en la intendencia de Pinamar le admitió a Cabezas que “gente de Yabrán” había estado preguntando su dirección en la próxima cobertura que sería la de 1997. “Che, ¡sabés que una fuente nuestra me dijo que gente de Yabrán había estado tratando de averiguar mi dirección en Buenos Aires!”, le dijo Cabezas a su compañero Michi. Ese verano, ambos volvieron a Pinamar sin imaginarse que esas averiguaciones serían para matar al fotógrafo.

El 24 de enero de ese año, Cabezas y Michi fueron a una fiesta que organizó el empresario Oscar Andreani en su casa de Pinamar. El periodista se retiró a las 4 y el fotógrafo a las 5 en el vehículo en el que se desplazaban para la cobertura.

Esa madrugada, Cabezas fue secuestrado por cinco hombres que cumplieron las órdenes de Yabrán. Lo subieron a un automóvil Ford Fiesta blanco y lo llevaron a una cava de las afueras de Pinamar, a la altura del kilómetro 385 de la ruta 11.

La investigación arrojó que la banda encargada de secuestrarlo y asesinarlo estaba encabezada por Gustavo Prellezo y otros policías de la Costa: Sergio Cammaratta, de Valeria del Mar; y Aníbal Luna, de Pinamar. El comisario Alberto “La Liebre” Gómez, fue el encargado de liberar la zona. A su vez, Prellezo contrató como “mano de obra” a José Luis Auge, Horacio Braga, Sergio González y Héctor Retana, conocidos como “Los Horneros”, por ser de la zona de la localidad platense de Los Hornos.

Cabezas fue golpeado, esposado con las manos en la espalda y obligado a arrodillarse en un descampado en las afueras de Pinamar en donde fue baleado en la nuca. A la mañana siguiente, el cuerpo del fotógrafo apareció dentro del Ford Fiesta incinerado con alcohol metílico. El cadáver tenía sus manos esposadas y dos proyectiles de un arma calibre 32. El reloj marca Tag Heuer que tenía Cabezas en la muñeca izquierda se paró a las 5.43.

Por el crimen fueron condenados a cadena perpetua nueve personas, entre ellas el jefe de seguridad de Yabrán, Gregorio Ríos, quien estuvo al frente de la banda mixta de policías y delincuentes.

En mayo 1998, el juez federal de Dolores, José Luis Macchi, libró una orden de captura internacional para Yabrán, acusado como el autor intelectual del asesinato, después de que Silvia Belawsky –la esposa de Prellezo– acusara al empresario de haber planificado el asesinato.

Tras permanecer algunos días prófugo, el empresario postal se suicidó el 20 de mayo en el baño de su casa principal de la estancia San Ignacio, que tenía en la localidad de Gualeguaychú, Entre Ríos.

Los autores. En febrero de 2000, Auge, González, Braga y Retana fueron condenados por la Cámara de Dolores a prisión perpetua. Al igual que los policías Prellezo, Luna, Camaratta, y el excustodio de Yabrán, Gregorio Ríos.

En noviembre de 2003, el Tribunal de Casación bonaerense redujo las condenas impuestas y, gracias a la ley del “2×1” “Los Horneros”, con excepción de Retana que murió en la cárcel, fueron beneficiados con morigeraciones de la prisión.

Gustavo Prellezo fue condenado a reclusión perpetua como “autor material” del crimen en febrero de 2002, pero sólo pasó tras las rejas 13 años pese a que la sentencia fue ratificada en las máximas instancias judiciales de la Provincia y del país. Le otorgaron arresto domiciliario en 2010 y la libertad condicional en 2017. En la cárcel se recibió de abogado y a fines de 2021 cumplió la totalidad de la pena.

Aníbal Luna fue condenado a prisión perpetua y en libertad condicional desde 2017. El municipio de General Madariaga, donde vive y donde asesinaron al fotógrafo, lo declaró persona no grata.

Gregorio Ríos fue considerado el autor “inmediato” del crimen y condenado a perpetua en el primer juicio, pero en 2006 obtuvo la prisión domiciliaria y siete años después se le dio la pena por cumplida.

Alberto “La Liebre” Gómez fue condenado por liberar la zona en la que ocurrió el crimen, estuvo menos de diez años preso por el hecho. Recuperó la libertad en 2006 tras una decisión de la Cámara de Casación bonaerense.

Sergio Camaratta, expolicía de Valeria del Mar, fue señalado por la Justicia como responsable de haberle hecho “un seguimiento” a Cabezas. Fue condenado a prisión perpetua por integrar junto a Prellezo la banda de policías involucrada en el hecho. En 2006 lo liberaron, pero regresó a la cárcel en 2012, tras una revocación de su pena. Murió en el Penal de Dolores por problemas de salud en 2015.

José Luis Auge, integrante de Los Horneros, fue condenado a prisión perpetua. Salió de la cárcel en 2004 por el “2×1”, aunque volvió a ser detenido por incumplir con las normas de su libertad condicional.

Sergio González, otro integrante de Los Horneros, fue sentenciado a prisión perpetua, recibió una reducción de la condena y salió de la cárcel en 2006. También volvió a prisión por incumplir la condicional. En 2015 fue apresado por una causa vinculada al narcotráfico.

Horacio Braga, el tercer miembro de la banda de Los Horneros que participó del crimen, recibió la misma condena perpetua y reducción de pena que los otros dos cómplices y fue liberado en 2007. También volvió a quedar detenido por violar los términos de su liberación.

Miguel Retana, el cuarto “Hornero” fue sentenciado a prisión perpetua en 2000, murió en la cárcel un año después de un paro cardíaco luego de padecer una enfermedad.

Cuando el Tribunal de Dolores cerró la investigación por el crimen del reportero gráfico el 2 de febrero del 2000, confirmó que el instigador del homicidio había sido Yabrán, quien no pudo ser juzgado porque se había quitado la vida. Pasaron 28 años del crimen.

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