sábado, 4 enero, 2025
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La quimera: la italiana Alice Rohrwacher sobrevuela una vez más la frontera entre lo terrenal y lo fantástico

La quimera (La chimera/Italia, 2023). Dirección: Alice Rorhwacher. Guion: Alice Rohrwacher, Carmela Covino, Marco Pettenello. Fotografía: Helene Louvart. Edición: Nelly Quettier. Elenco: Josh O’Connor, Carol Duarte, Isabella Rossellini, Alba Rohrwacher, Lou Roy-Lecollinet, Vincenzo Nemolato. Distribuidora: Zeta Films Duración: 130 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: muy buena.

Las fronteras entre la vida y la muerte se sienten más permeables que nunca en La quimera, película de Alice Rohrwacher estrenada en Cannes 2023 que ahora llega a la Argentina. Rohrwacher ya había ganado en ese festival el premio al mejor guion por Lazzaro Felice (2018), que todavía se encuentra en Netflix.

Esta vez ocupa el centro de la escena un particular arqueólogo británico que acaba de salir de prisión y se reencuentra en la Toscana con un grupo de pintorescos tombaroli (saqueadores de tumbas que excavan ilegalmente en sitios arqueológicos en busca de objetos de valor, especialmente antigüedades). Dada la rica herencia cultural de Italia, este tipo de actividad se desarrolló con mucho vigor en ese país.

Lo que busca el arqueólogo inglés interpretado con Josh O’Connor -un desaliñado elegante que tiene algo del Belmondo de Pierrot le fou-, al margen de los tesoros escondidos de la civilización etrusca que rastrea con una vara de zahorí como la que suelen utilizar los rabdomantes, es algo mucho más espiritual que material. Y está relacionado con un amor del pasado y a la vez con su destino, simbolizado en otra creencia alejada de lo científico, la mitología del hilo rojo que une inexorablemente a las almas gemelas.

Rohrwacher es una cineasta que suele apelar al realismo mágico y la fantasía para matizar sus relatos, que sabe cómo cruzar con mucha sensibilidad lo ordinario con lo extraordinario, que trabaja muy bien las tensiones entre presente y pasado y que siempre encuentra poesía incluso en el barro. Y que también es muy ducha para plantear preguntas inquietantes.

Algunos de los dilemas de La quimera giran también en torno al grupo de vivillos que colaboran con el protagonista. ¿Para qué sirven esos objetos que alguna vez fueron sagrados si están bajo tierra? ¿Existirían los tombaroli si no hubiera un codicioso mercado del arte dispuesto a pagar en negro por lo que encuentran en sus informales excavaciones?

La quimera es también una película sobre la esperanza: la de los desheredados que quieren escapar del castigo de la pobreza y sobre todo la que el protagonista conserva para reencontrarse como pueda con el amor de su vida, compartida también por la anciana madre de esa jovencita de ensueño que interpreta con excelencia una actriz icónica como Isabella Rossellini.

Gracias al notable trabajo de Helene Louvart, habitual directora de fotografía en los films de Rohrwacher, la película transmite todo el tiempo una sensación de realidad transitoria, alternando el pragmatismo terrenal con las apariciones fantasmales y unos cuantos fragmentos de poesía visual que la embellecen.

La fluidez con la que La quimera combina formatos (35 mm, 16 mm, Super 16) la transforman en una aventura cinematográfica muy especial, atravesada por los constantes viajes en el tiempo que suele proponer esta singular realizadora nacida en la Toscana. Los colores y las texturas también juegan un rol importante en una historia de personajes extravagantes que buscan desbocadamente de algún tipo de redención.

Como ocurre muchas veces con los futbolistas que dominan a la perfección el dribbling o los músicos virtuosos que se engolosinan con su don, Rohrwacher también abusa un poco de esa veta poética de su cine, volviéndolo por momentos más derivativo en desmedro del ritmo del relato. Pero no caben dudas de su talento y su capacidad para conseguir que en cada una de sus películas podamos, al menos por un rato, creer tanto en lo tangible y lo concreto como en lo invisible, una cualidad propia de los que hacen magia.

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