lunes, 30 diciembre, 2024
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Alfabetización financiera y resiliencia: cómo enfrentar las crisis económicas sin perder la calma

Debemos prepararnos para situaciones como crisis económicas, como una recesión o una pandemia, la pérdida inesperada de empleo o emergencias financieras imprevistas, como una enfermedad o un accidente

Por * Fernando Rey Castillo Villar, Universidad Panamericana

(Imagen Ilustrativa Infobae)

La alfabetización financiera se refiere al conjunto de conocimientos y habilidades que permiten a una persona tomar decisiones informadas y efectivas sobre cómo manejar su dinero. Aunque este término aparece con frecuencia en artículos y estudios sobre educación financiera y finanzas personales, su importancia suele subestimarse cuando se habla de resiliencia financiera. Esta última se define como la capacidad de adaptarse y recuperarse de situaciones económicas difíciles. Estas situaciones incluyen crisis económicas, como una recesión o una pandemia, la pérdida inesperada de empleo o emergencias financieras imprevistas, como una enfermedad o un accidente. Cualquiera de estos eventos puede desestabilizar nuestras finanzas si no estamos preparados. Sin embargo, quienes cuentan con una buena educación financiera están mejor equipados para enfrentar estos desafíos con menos angustia y más estrategia.

Es importante aclarar que la resiliencia financiera no significa ser rico o tener altos ingresos. Más bien, se trata de saber administrar el dinero para mantenerse a flote cuando surgen dificultades. La pandemia fue un ejemplo claro de resiliencia financiera: muchos trabajadores independientes perdieron clientes y proyectos. Algunos pudieron sobrevivir durante meses gracias a un fondo de emergencia que habían acumulado poco a poco, mientras que otros tuvieron que recurrir a préstamos con altos intereses para cubrir sus gastos básicos. Por lo tanto, la alfabetización financiera es una herramienta práctica para tomar mejores decisiones con el dinero. Aprender conceptos básicos como el ahorro, el presupuesto, la gestión de deudas y la inversión puede marcar una gran diferencia cuando ocurre una crisis. Por ejemplo, saber cómo crear y mantener un fondo de emergencia puede ayudarte a cubrir gastos esenciales sin endeudarte. Una persona con conocimientos financieros sabe que es recomendable ahorrar entre tres y seis meses de gastos en una cuenta de fácil acceso y esta reserva puede ser un salvavidas cuando llega lo inesperado.

Otro aspecto clave de la resiliencia financiera es entender cómo funcionan las deudas y cómo evitarlas o manejarlas de manera inteligente. Muchas personas recurren a tarjetas de crédito o a préstamos rápidos sin considerar los altos intereses. Cuando llega una crisis, esas deudas pueden convertirse en una carga difícil de soportar. Una persona con educación financiera sabe diferenciar entre deuda “buena” y deuda “mala”. La deuda “buena” puede ser una hipoteca o un crédito educativo, que a largo plazo ofrece beneficios. Por el contrario, la deuda “mala” se origina en gastos impulsivos con crédito que generan intereses descontrolados. Comprender esta diferencia ayuda a evitar decisiones que empeoren una crisis financiera. La inversión también juega un papel fundamental en la resiliencia financiera. Aunque invertir puede parecer difícil cuando apenas se llega a fin de mes, entender cómo funcionan las inversiones y los ahorros a largo plazo es crucial. La alfabetización financiera enseña que invertir pequeñas cantidades puede crear un colchón financiero que crece con el tiempo. Por ejemplo, alguien que invierte una parte de su sueldo en un fondo indexado puede usar los rendimientos de esa inversión para cubrir gastos si pierde su empleo temporalmente.

Las crisis económicas son inevitables, pero su impacto puede reducirse con una buena preparación. La alfabetización financiera no elimina los desafíos, pero sí nos brinda herramientas para enfrentarlos con mayor tranquilidad y estrategia. No se trata de ser un experto en finanzas, sino de saber lo suficiente para proteger nuestro bienestar y el de nuestras familias. Como cualquier otra habilidad, aprender a manejar el dinero requiere tiempo y práctica. Sin embargo, los beneficios son claros: una persona financieramente educada puede resistir mejor los altibajos económicos, tomar decisiones más conscientes y recuperar la estabilidad más rápido.

* Fernando Rey Castillo Villar es profesor-investigador del departamento de Mercadotecnia en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Panamericana.

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