Un trágico accidente conmociona y mantiene en vilo a la comunidad de Varvarco, en la zona norte de la provincia de Neuquén. Javier Valdez, un joven criancero de 21 años, desapareció tras caer al río que lleva el mismo nombre del pueblo. Trabajaba junto a su hermano Sandro en la construcción de un puente precario sobre el curso de agua, la estructura colapsó y ambos hermanos fueron arrastrados por la corriente. Sandro logró salir del río, pero Javier fue llevado por las aguas turbulentas. Su hermano lo siguió a pie y a caballo hasta que lo perdió de vista en un cañadón de «imposible» acceso por tierra, como calificaron las autoridades a la zona de piedras y caudal crecido.
Desde el momento del accidente, la respuesta de la comunidad y de los organismos de emergencia fue inmediata. La Secretaría de Emergencias y Gestión de Riesgos lidera un operativo que incluye a la Policía de la Provincia de Neuquén, Gendarmería Nacional, brigadistas del Sistema Provincial de Manejo del Fuego, bomberos voluntarios y personal de Áreas Naturales Protegidas. Además, las comunas de Varvarco y Las Ovejas se sumaron al esfuerzo, junto con vecinos y crianceros locales.
En total, más de 100 personas participan de la búsqueda del vecino de Varcarco, que tiene una población de 214 habitantes.
Las tareas se concentran en puntos clave como el paraje Los Bolillos, el Puente Varvarco y el Cajón de las Arvejas, una zona conocida por sus condiciones geográficas extremas.
Sandro Valdez logró salvarse y pudo seguir a su hermano por más de 50 metros mientras era arrastrado por la corriente, pero de un momento a otro lo perdió de vista.
Luego se subió a su caballo y lo buscó por más de 2 kilómetros, pero al no poder encontrarlo se dirigió a la casa de su tío para pedir ayuda. Desde allí, le avisó a la Comisaría 38 de Las Ovejas, lo que permitió montar rápidamente un operativo de rastrillaje y rescate.
La turbulencia del río, su caudal típicamente elevado por la temporada del año y las piedras sueltas dificultan el acceso y aumentan los riesgos para quienes participan en el búsqueda. Las condiciones climáticas también presentan un desafío adicional, ya que las intensas lluvias del viernes obligaron a suspender momentáneamente los sobrevuelos y los rastrillajes.
A pesar de estos obstáculos, los esfuerzos continúan. El gobierno provincial dispuso de un helicóptero para realizar recorridos aéreos y desplegó drones para explorar áreas de difícil acceso.
También se formaron grupos de rastrillaje que trabajan a pie, a caballo y con equipos de cuerdas en los lugares más complicados del terreno. Mientras tanto, la familia de Javier, profundamente angustiada, recibe asistencia y apoyo de las autoridades locales.
El operativo no solo moviliza a las fuerzas oficiales, sino que también cuenta con el respaldo de la comunidad. Vecinos y crianceros ofrecieron su conocimiento del terreno para colaborar en las tareas de búsqueda. Además, se inició una cadena de oración convocada por la familia Valdez, que lleva adelante el cura del pueblo.
Luciana Ortiz Luna, a cargo del operativo, en declaraciones a medios locales, subrayó la complejidad del terreno y las condiciones del río, describiéndolo como “un cauce de mucha turbidez, velocidad y caudal, que se encajona en bardas de gran altura”. Dijo que es un «cañadón» de «imposible» acceso a pie, según declaraciones que recogió diario Río Negro.
Tercera generación en una familia dedicada a la trashumancia, Javier y Sandro estaban cumpliendo con una de las tareas más emblemáticas de esta tradición: preparar el cruce de su arreo rumbo a la veranada en Covunco Abajo. La desgracia los alcanzó en medio de ese trabajo.