Leo García es una categoría única de la música nacional. A la vez, si alguien intentara definirlo, la palabra “pop” resultaría ineludible. “El pop es ante todo una movida contemporánea”, analiza el músico, en diálogo con PERFIL. “Fijate que la palabra ‘pop’ es una abreviatura de popular. O sea que todo lo popular es pop. Sin lugar a dudas el rey del arte pop es Andy Warhol. En la cultura pop entran los dibujos animados, las marcas de productos, el arte, el arte superior… Cualquier cosa puede entrar dentro de un formato “packaging”.
—¿A qué te referís?
—El packaging representa muy bien el formato pop. Se puede entender mucho qué es el arte pop a través de Andy Warhol, que podía agarrar obras de otros artistas, reciclarlas a través de las polaroids y de la impresión, utilizando los mismos elementos y los mismos materiales, pero de un modo diferente, controversial.
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—¿Y en la música cómo funcionaría?
—Es exactamente lo mismo: jugar con la modernidad, con las melodías, con todo lo que tenga que ver lo juvenil también. El arte pop te invita a jugar con lo juvenil. Por eso siempre tiene algo que ver con lo que pudimos ver cuando éramos niños, ya sean los dibujos animados, la música adolescente, la música disco, la música para desenfadarse y hacer que todo sea divertido. Incluso cuando la música pop se vuelve melancólica y triste, tiene como un dejo de romanticismo, se inclina hacia la nostalgia de la juventud, pero siempre juega con eso, eludiendo lo turbio.
«Estoy en una etapa de madurez y de conciencia».
En constante mutación, este artista, que formó parte de Soda Stereo en la gira más exitosa de la historia de la música argentina, cultivó la canción con su banda de techno pop Avant Press y con su carrera solista, con una tenacidad y una amplitud envidiables por cualquier artista.
—¿Qué recuerdos tenés de la época en la que formaste parte de Soda Stereo?
—Los recuerdos que tengo son muy elevados, muy maravillosos. Es una época que no volverá. Y haber jugado en primera, como músico, es un exitazo. Como artista, estar al lado de (Gustavo) Cerati y los otros colegas fue realmente increíble. Y ver al gran público fue toda una experiencia. O sea, yo participaba, estaba prácticamente atrás del escenario, pero fue muy bueno sentir esa adrenalina. Me hizo mejorar como músico.
—¿Qué aprendiste?
—Aprendí a ser mejor músico, a tocar mejor. No sé si en aquel momento yo pude mejorar como persona, porque era muy confuso estar con 50 personas haciendo tantos shows después de tanto ensayo. Si bien fue una gran escuela, creo que también tuvo su estrés, porque uno siempre cuenta lo exitoso, pero también hay que contar que tuvo su estrés. Era muy pesado soportarlo. Por más que fue un placer y una diversión total, no es normal tener ese ajetreo de todos los días. Tocar todos los días, viajar todos los días. Por más que había un día de descanso, era una cosa constante. Pero igual fue maravilloso.
«Como artista. estar al lado de Gustavo Cerati fue increíble».
—¿En qué etapa de tu carrera sentís que estás?
—Creo que estoy en una etapa de madurez y conciencia. Puedo verme, puedo ver lo que hice, lo que soy y lo que quiero hacer. Netamente soy un artista, no hay vuelta atrás. Hace rato que soy así, pero bueno. Es como que el sendero de la vida te va marcando una aproximación hacia el hecho de haber aprendido. Es una etapa de corrección, una etapa de aprender a vivir, que es vivir el presente. Entender que la felicidad es estar tranquilo, contemplar el momento. Es medio como andar por una cuerda floja, pero está bueno también así. Y después lo que haré es contar lo que fui y lo que soy. O sea, que en definitiva no tengo la incertidumbre que tenía antes. Lógicamente que la vida está llena de incertidumbres, pero prefiero focalizarme en disfrutar y compartir. Y creo que como artista lo que uno hace es compartir lo que tiene de bueno.
—Muchas veces te reinventaste. A veces siento que de eso se trata, pero no todo el mundo puede o se anima. ¿Cuál es tu secreto?
—El secreto está en tener altibajos. La sociedad te impone ser exitoso, pero creo que se aprende mucho de los fracasos. Porque después uno quiere salir con todo y se convierte en la cola de un cometa, porque uno sale como impulsado. Uno es como una estrella fugaz, pasa y se ve la cola del cometa que cada vez tiene menos luz. Y creo que esos aluviones que vivo los viven todos. Hasta a Madonna le debe pasar. Algo se publica, hay que promocionarlo, hay entusiasmo. Y de pronto, después de un periodo, la cosa va mermando. Por eso mantenerse es lo más difícil. Mantener una carrera, una canción, o un perfil.
—El flujo constante de información no parece ayudar.
—Sí, lo que está ahora es ahora y lo que estará después va a ser otra cosa. Entonces me parece que es importante la renovación. Además, yo me aburro rápido de mí mismo. Nunca mantuve una fórmula, a veces me he detenido a pensar y me pregunto: ¿Si hubiera mantenido la forma, las cosas estarían mejor? Pero abandono rápidamente esa idea porque me resulta un tanto pesimista. Y a veces está bien ser pesimista, pero ahora estoy entusiasmado. Y en el fondo, a mi me entusiasma mucho el cambio, porque quiere decir que soy diferente del que fui, aunque siga siendo el mismo.
—Me encanta esa idea.
—Es lo mismo que pasa en un show: estoy haciendo lo mismo que hice, pero mejor.
EI / ED