Madonna ya no está en suelo latinoamericano. La noche del pasado domingo, la cantante estadounidense abandonó Río de Janeiro –donde finalizó su Celebration Tour y presentó el mayor espectáculo de su carrera, ante 1.6 millones de personas en la playa de Copacabana– y partió, en un jet privado rumbo a Nueva York, Estados Unidos. Con el final de su gira mundial, la artista de 65 años busca descansar junto a sus hijos en la mansión donde vive.
La casa donde vive Madonna está en el Upper East Side, un barrio exclusivo de Manhattan, a pocas cuadras de lugares famosos como Central Park y el Museo Metropolitano de Arte. La propiedad tiene cuatro pisos, 26 habitaciones, nueve chimeneas y 14 baños. La residencia, en sentido estricto, está formada por la combinación de tres casas: el complejo fue adquirido por la artista por US$32 millones en 2009. Por su parte, la decoración tiene un estilo clásico y conservador.
¿Cómo es el barrio donde vive?
La cuadra de la calle 81, entre las avenidas Tercera y Lexington, parece bastante normal: hay un pequeño salón de manicura, una lavandería y edificios de departamentos estrechos, con casas en hilera alineadas a ambos lados de la calle sombreada. Pero si mirás un poco más de cerca, verás la pared de tres metros de altura con una hilera de púas de metal en la parte superior. Detrás del muro no hay ningún edificio de departamentos ni una casa normal y corriente. Es una especie de híbrido: tres casas de ladrillo rojo, fusionadas a la perfección, para formar una única y espaciosa mansión.
Cuando la reina del pop no está de viaje, sale con al menos algunos de sus hijos y su equipo desde esa lujosa dirección. Los vecinos de la estrella internacional garantizan, sin embargo, que es muy raro ver su presencia allí. “Lo único que sucede es que la puerta del garaje se abre de vez en cuando y habrá un SUV de aspecto impresionante esperando afuera”, dijo a un medio de comunicación estadounidense un joven residente del edificio de enfrente.
En 2016, Madonna enfureció a los vecinos al ocupar espacios de estacionamiento privilegiados frente a su casa y organizar la instalación de señales falsas de “Prohibido estacionar” para asustar a otros conductores. La señalización falsa también incluía un letrero que decía “Estacionamiento solo para propietarios” montado en un poste sobre un árbol en la acera. El letrero también decía “los vehículos no autorizados serán remolcados” y generó polémica en su momento.
O Globo/GDA