“A Guillermo Francos le hacemos bullying en las reuniones de gabinete. Es un arduo trabajo el que está llevando a cabo ese señor”. Javier Milei utilizó una fórmula curiosa para elogiar a su ministro del Interior por su labor para hacer pasar la Ley Bases en la Cámara de Diputados. El Presidente terminó revelando la comidilla cuasi infantil que se instaló en los encuentros con sus ministros. “Definimos quiénes son las palomas y los halcones. Las palomas son Francos, Martín Menem, Victoria Villarruel y Diana Mondino… Si esas son las palomas ¡Lo que serán los halcones!… Esos somos Patricia Bullrich y yo. Y Luis Caputo, que se está talibanizando”, caracterizó el jefe del Estado.
La distinción simpática entre halcones y palomas apareció varias reuniones de gabinete atrás y quedó como un chiste interno en el Gobierno. Milei decidió ventilar esa intimidad como una forma de desdramatizar cualquier cortocircuito en su equipo. “Los encuentros son muy divertidos. Hay cartelitos pero yo los hice tirar todos a la mierda porque somos todos iguales, podemos discutir. Cuando tenés gente talentosa se debate fuerte”, abundó el Presidente a radio El Observador. Días atrás había dicho que varios de sus funcionarios son “Messi”. “Toto [Caputo] es Messi, Patricia es Messi, Guillermo es Messi, Sandra [Pettovello] es Messi, Diana [Mondino] es Messi…”.
La sobreactuación de Milei para enaltecer a sus ministros y exaltar el sentimiento de pertenencia llega en un momento en el que proliferaron las versiones en torno a internas en el gabinete. Los rumores no hablan de distinciones entre dialoguistas y talibanes, sino de problemas de gestión y pujas por las cajas. Pero cuando Milei llegó al poder fijó como máxima que había que mantener al Gobierno como un bloque ideológicamente homogéneo, sin peleas de cartel ni “machos del off the record” que hicieran operaciones contra sus colegas. Que no se podía repetir la película de la bolsa de gatos de los gobiernos anteriores.
“No son buenos los antecedentes de internas que escalan demasiado sin punto de retorno”, sentenció esta semana un hombre muy cercano a los hermanos Milei.
Bajo esa premisa de pacificación interna se puede leer la cumbre entre Villarruel y Karina Milei. No hubo foto del almuerzo en el Senado entre las dos “bravas” del Gobierno, pero para todos los libertarios fue un evento histórico. Algunos todavía recuerdan el memorable pisotón que la diputada Juliana Santillán, muy cercana a la secretaria General de la Presidencia, le pegó a Villarruel en una caminata por Avenida Bunge, en Mar del Plata, al inicio de la campaña 2023. O el proyecto frustrado de la vice por tener un lugar de trabajo en la Casa Rosada. Pequeñas señales de hostilidad de la hermana del Presidente que siempre sospechó de la ambición de poder de la titular del Senado.
Quienes conocen bien a Karina Milei aseguran que, a diferencia de su eléctrico hermano, ella es un témpano. “Si la traicionás no reacciona, pero toma nota”, dijo un referente libertario que supo formar parte de su círculo de confianza. Agregó que, así como ella puede jurar vendetta si algo no le gusta, también puede dispensar un trato incondicional. Hay varios casos de personas que cruzaron fortuitamente a la hermana del Presidente, ganaron su amistad y luego recalaron con puestos en la Casa Rosada u obtuvieron una banca. Cuestión de piel.
Todo eso podría parecer una anécdota si no escondiera el núcleo de la disputa que anida en La Libertad Avanza. “Hoy no es momento de dar batallas adentro porque tenemos muchos frentes externos. Pero en algún momento, cuando todo esté más ordenado, habrá que dar la discusión interna de poder en el espacio”, dijo un colaborador muy cercano a los hermanos Milei. “La discusión de fondo es entre los que entienden que Karina es la jefa y aquellos que cuestionan su liderazgo”, agregó. Para entender la idea alcanza con mirar el “mapa del Estado” que el Gobierno subió a la web oficial. El organigrama muestra a la secretaria General de la Presidencia a la misma altura que el primer mandatario.
De ese debate central deriva otro, que tiene que ver con el sistema de alianzas que los libertarios deberán hacer el año próximo. “Desde ya te digo que Javier quiere cerrar con (Mauricio) Macri y Karina no”, comentó un viejo ladero de los hermanos. Por lo pronto, la hermana del Presidente avanza a velocidad con el armado partidario propio. Cerca suyo estiman que en julio podrá hacer la presentación en la justicia electoral para que le reconozcan el partido nacional.
Más allá del disimulo público, puertas adentro Milei tuvo que poner orden luego de que se filtraran varios chisporroteos entre funcionarios. “Hay celos por las competencias de cada uno. Javier tuvo conversaciones individuales para bajar los conflictos. En esto sí es un pacificador”, comentó risueño un actor clave del oficialismo en las últimas horas.
En el Gobierno hay quienes notaron que, últimamente, en las reuniones de gabinete, Nicolás Posse tuvo gestos muy amistosos con Pettovello, luego de trascendiera que ambos tuvieron algún encontronazo por los nombramientos en la Anses y en otras áreas de Capital Humano. Cerca del jefe de Gabinete desmienten que haya existido pelea alguna y apuntan a una operación de prensa.
Para pulir cuestiones de funcionamiento, el ministro coordinador también comenzó a tener un almuerzo semanal fijo con el ministro de Economía, “Toto” Caputo. El jefe de Gabinete, un custodio de las cajas del Estado de extremo bajo perfil, no logra terminar ahuyentar a todos los fantasmas. En los últimos días comenzó a crecer la versión de que Milei le estaba poniendo distancia. El rumor se alimentó, justamente, porque el Presidente no nombró a su jefe de Gabinete, ni cuando describió a su plantel de “Messis” ni cuando habló de halcones y palomas. Finalmente, consultado por LN+, Milei sentenció: “Soy amigo de Posse desde hace 20 años”. Los que conocen el vínculo dicen que vivieron tantas cosas juntos desde la época de Corporación América que no hay chance de fisura.
En las últimas entrevistas Milei también se ocupó de darle respaldo total a Pettovello luego de que quedara en la mira por las renuncias múltiples en su ministerio y por no haber atajado a tiempo el conflicto con las universidades. Quienes siguieron de cerca el tema cuentan que ya en febrero hubo funcionarios que avisaron que había una crisis en puerta con los rectores. Pero que, en ese momento, Economía no quería soltar la billetera para Educación hasta agosto. Y que Pettovello, que tiene a su cargo un elefante y todos los días un incendio nuevo, no le prestó demasiada atención.
Cuando el problema ya había crecido, intercedió Santiago Caputo para destrabar los fondos con “Toto”. De paso, tendió un puente con un viejo conocido suyo, el vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, para pedirle su apoyo a la ley Bases. Las tres diputadas que responden a Yacobitti votaron el martes como la Casa Rosada esperaba.
Con la votación en Diputados, Milei degustó el fruto prohibido del toma y daca. Esta nueva etapa política en La Libertad Avanza podría arrojar escenas inéditas. Altas fuentes del Gobierno dicen que es muy posible que el Presidente ensaye algún acercamiento personal a algún gobernador, mano a mano. Es algo que hasta acá no ocurrió.
Lo que se espera es que el Presidente haga lo que más le gusta: un panorama económico. “Sería muy bueno que tenga una relación más fluida con los gobernadores, que pueda explicarles el rumbo de la macroeconomía y cómo se va a reflejar en la micro. Que les dé un horizonte económico”, consideró un funcionario en las últimas horas. “Milei en el fondo sabe que la política es necesaria. Él entiende perfectamente el momento”, acotó.
En la mira están los mandatarios patagónicos, que tienen los votos clave en el Senado. Ayer por la tarde, a modo de incentivo, Alberto Weretilneck (Río Negro), Rolando Figueroa (Neuquén) e Ignacio Torres (Chubut) firmaron con la Nación un acuerdo por el gasoducto cordillerano.
Aunque esta semana Milei elogió a los jefes de bloque de la oposición amigable, el Presidente no logra domesticar del todo sus instintos. A Martín Lousteau lo llamó “levanta manitos”. Caro favor le hizo a su “riñón”, Santiago Caputo, que venía amasando la relación con el radicalismo porteño vía Yacobitti. Con el poroteo tan ajustado, el voto del presidente de la UCR puede ser crucial en la Cámara alta.
La otra nota distintiva de las recientes entrevistas que dio Milei fue su alusión al juez federal Ariel Lijo, su candidato al máximo tribunal. “¿Quién metió preso a (Amado) Boudou? Cuando se entra en detalles puristas uno puede encontrarle cosas a todo el mundo”, dijo el Presidente. Otra fórmula curiosa para elogiar a la gente. El de las postulaciones a la Corte Suprema es un tema que Milei no maneja. De hecho, el jefe de Estado no conoce personalmente a Lijo.
Aún así, el juez federal trabaja incansablemente para juntar avales en el Senado. Tiene un doble trabajo, porque la orden que recibió de la cúpula libertaria es que tiene que buscar los votos para él mismo y para el otro candidato, Manuel García-Mansilla, que está más alineado ideológicamente con el gobierno libertario. Un testigo directo de estas gestiones puso en duda la eficacia de la estrategia: “Sí, la orden es que Lijo busque los votos para los dos. Pero esto tiene una dificultad técnica porque, a la hora de votar, su suerte va a correr por separado”.