El arándano es una de las frutas que compone el grupo de las berries o frutos del bosque, junto con las frutillas, las moras y las frambuesas. Su característica principal es que se desarrolla en arbustos de manera natural y antiguamente su cultivo no era necesario. Sin embargo, con el devenir del los años, su auge se tornó mucho más presente en las dietas diarias y en la actualidad pasó a ser un buen complemento en cualquiera de las cuatro comidas. Lo cierto es que esta pequeña baya es considerada muy benéfica y si se ingiere a diario, puede tener efectos positivos para nuestro cuerpo.
Los arándanos tienen su origen en Europa, norte de África, Cáucaso y Asia septentrional, pero su desarrollo se extendió a otros continentes, como América del Norte y del Sur. La Argentina es productora de esta fruta que se exporta en mayor medida y que crece en tres de sus provincias: Entre Ríos, Buenos Aires y Tucumán.
El arándano azul -ya que también los hay en rojo- posee múltiples beneficios para el organismo. Según detalla el artículo del Senasa, aporta diferentes vitaminas como la B y C, minerales y ocupa los primeros lugares entre los vegetales por ser un potente antioxidante, lo que favorece el crecimiento y desarrollo de las células sanas de nuestro cuerpo.
La ingesta diaria revierte los efectos degenerativos de la edad y protege, entre otras cosas, las paredes del tracto urinario. Incluso, ayudan a mantener un buen funcionamiento del sistema cardiovascular y de la visión.
En tanto, un estudio de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, que analizó el aporte positivo de las frutillas y los arándanos, gracias a la recopilación de 93.600 datos de mujeres de entre 25 a 42 años, que consumieron durante 18 años diferentes alimentos saludables, se halló que quienes ingerían estas berries tenían menos riesgo a padecer un ataque cardíaco. Cabe remarcar que se separó a este rango etario debido a que se las considera en una etapa menos propensa a manifestar enfermedades cardiovasculares.
Esta investigación estuvo a cargo del Doctor Eric Rimm, profesor asociado de la Escuela de Salud Pública de Harvard y la Escuela de Medicina de Harvard, quien mencionó: “Cuanto antes las personas comiencen el tipo de dieta que incluya una mayor ingesta de arándanos y frutillas, mejor”.
“Nuestra hipótesis subyacente es que estos alimentos son beneficiosos porque tienen un alto contenido de antocianinas (flavonoides), pero aún no se ha demostrado si se trata solo de esta o de alguna otra sustancia en los arándanos y las frutillas”, agregó Rimm, por lo que aconsejó incorporar esta baya azul en el menú diario, en forma de colación o en cada una de las cuatro comidas.
Según la Clínica Mayo, los arándanos azules son bajos en calorías y previenen la aparición de ciertos tipos de cáncer. Gracias a su efecto flavonoide, permite el descenso de los niveles de colesterol malo (LDL) e incentiva el aumento del bueno (HDL). Por ende, esto hace que disminuya la presión arterial.
Además, la ingesta diaria evita la diabetes y si estás dentro del grupo que ya posee esta enfermedad, se recomienda consultar con tu médico de confianza, ya que el arándano puede afectar el resultado de los medicamentos.
LA NACION