En un sorprendente cambio de estrategia, el presidente Javier Milei pidió, a través de la canciller Diana Mondino, una audiencia con su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Así confirmaron a LA NACION cerca del Presidente, dando por descontado que la reunión debería llevarse a cabo en las próximas semanas.
“Se la va a tener que dar, no se trata de una cuestión de gustos”, especularon en la Casa Rosada, donde son optimistas en que el encuentro se concretará luego de cuatro meses de frialdad y distancia entre ambos presidentes.
Tal como informó LA NACION, durante el encuentro de cancilleres entre Mondino y Vieira no hubo una definición puntual sobre un eventual encuentro entre los presidentes, y de hecho, hasta ayer en la Casa Rosada le asignaban nulas chances. “No va a haber reunión, de hecho Bolsonaro nunca se reunió con (Alberto) Fernández. Una cosa son los presidentes, otra la diplomacia”, respondieron ayer cerca del presidente Milei sin lugar para segundas lecturas. El pedido argentino conocido hoy, entonces, representa un giro pragmático en sus posturas históricas en relación a Brasil, uno de los principales socios comerciales del país. Una curiosidad: en algunas reuniones, junto a Mondino estuvieron el cónsul en San Pablo, Luis María Kreckler, que sonaba como próximo embajador, y el exembajador Daniel Scioli, quien bregaba por un acercamiento entre ambos presidentes.
La salida de los Brics, grupo al que el presidente Alberto Fernández acordara sumarse antes de dejar el poder, y la decisión de Milei de no tener vínculos “con países comunistas” (entre los cuales incluyó al gobierno de Lula), complicó de entrada la relación bilateral, ya de por sí dificultada por la sintonía entre Milei y el rival de Lula, el expresidente Jair Bolsonaro.
El por ahora lejano 16 de julio, en Asunción, está programada la reunión de jefes de Estado del Mercosur, la primera oportunidad en la que lula y Milei podrían cruzarse, aunque sea junto a los presidentes de Paraguay, Uruguay y Bolivia, sumado recientemente al bloque común. Vieira fue el representante de Brasil en la asunción de Milei, el 10 de diciembre pasado, dónde sí estuvieron Bolsonaro y su hijo Eduardo Bolsonaro.
Mientras la canciller Mondino desarrolla su tercera jornada de visita oficial a Brasil, el gobierno de Milei confirmó la designación del diplomático de carrera Daniel Raimondi como nuevo embajador en ese país.
La designación en Brasilia del hasta hoy representante argentino en la Organización de Estados Americanos (OEA) cubre formalmente la vacante abierta desde la llegada de Scioli a la secretaría de Ambiente, Deportes y Turismo. Ademas, abre la puerta para la llegada al organismo de Sonia Cavallo, cuyo pliego para asumir en reemplazo de Raimondi en Washington está pendiente de aprobación en el recinto del Senado. Cavallo es la hija del exministro de Economía de Carlos Menem y Fernando de la Rúa.
“Trasládase desde la Representación Permanente de la República ante la OEA a la Embajada de la República en la República Federativa de Brasil al señor Embajador Extraordinario y Plenipotenciario Guillermo Daniel Raimondi”, reza el texto del decreto de designación, publicado en el Boletín Oficial y que cuenta con la firma del Presidente y la canciller Mondino.
La estadía de Raimondi en Washington fue breve, sólo tres meses, y previsto para cubrir la vacante en la OEA hasta que Cavallo obtuviera el aval legislativo. Durante el gobierno de Alberto Fernández no tuvo funciones fuera del país, desplazado luego de ejercer como secretario de Relaciones Exteriores, número dos del entonces canciller Jorge Faurie, durante el gobierno de Mauricio Macri.
La llegada de Raimondi a Brasil, al igual que la visita de Mondino, que incluyó encuentros con el canciller Arturo Vieira, funcionarios y empresarios de ese país, responde a la necesidad de encarrillar un vínculo complicado por la áspera relación entre el Presidente y su par de Brasil.
En el caso de Cavallo, la hija del exministro, que defendió su postulación en la comisión de Acuerdos, semanas atrás, podría obtener el aval del Senado para viajar a la OEA en la sesión de mañana, aunque la aprobación de su pliego no estaría del todo garantizada.