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Como De la Rúa en 2001 y Macri en 2019, Milei sigue el consejo del FMI: ampliar su base política

La semana pasada la número dos del FMI, Gita Gopinath, pasó por Buenos Aires y en dos oportunidades reiteró que el Gobierno debía buscar además de apoyo social, respaldo político para aprobar las reformas económicas, como por ejemplo cambios en la legislación laboral que Javier Milei busca.

La economista del Fondo primero se refirió a esto a través de un comunicado distribuido al finalizar su visita al país cuando estaba ya con un pie arriba del avión y luego se explayó más en entrevistas con la prensa escrita (una con Clarín) el fin de semana pasado.

“Argentina lleva más de una década de caída en sus ingresos reales per cápita y para revertir esta situación se necesita un nuevo foco y acciones audaces para lograrlo. Estos procesos son siempre complejos en el frente político y va a ser necesario tener un enfoque pragmático. En ese sentido, será importante que el Gobierno genere apoyo social, al igual que consenso político para avanzar en reformas claves”.

Gopinath dijo públicamente lo de “conseguir apoyo político” porque previamente se lo había dicho a Milei y a Caputo.

Y unas horas después, en una reunión de ministros de Economía y presidente de Bancos Centrales del G-20 celebrada en San Pablo, fue la directora del FMI, Kristalina Georgieva, la que transmitió el mismo mensaje a los funcionarios.

Las reglas de Washington

La diplomacia financiera global tiene reglas. Una condición para que el FMI y Estados Unidos apoyen una línea de trabajo con un país, y eventualmente liberar fondos para prestar ayuda, es que el gobierno tenga respaldo de la oposición y otros líderes de la sociedad civil.

“Ya no alcanza con la palabra de las autoridades. Eso podía suceder en la década los ochenta”, explica el economista Daniel Marx, ex negociador argentino con el FMI y acreedores externos en los años 80, 90 y 2000. “Eso empezó a cambiar justamente con Hörst Köhler (N.E.: el director del FMIentre 2000 y 2004) porque el organismo empezó a tener en cuenta no sólo lo que los dirigentes dicen sino lo que hacen y había que demostrar que las políticas duraran en el tiempo y fueran perdurables”.

El llamado de Milei a los gobernadores el viernes por la noche a un acuerdo de 10 puntos se enmarca entonces dentro de esta dinámica de negociaciones con Washington y la política doméstica a la vez.

Experiencias pasadas

Había antecedentes en la historia de que Milei, tarde o temprano, se toparía con estos planteos en EE.UU. La burocracia de Washington no deja lugar para los planes de los líderes de países que se cortan solos sin prestar atención al resto de los actores de la vida política.

Juan Pablo Baylac, el vocero de De la Rúa en aquel entonces, recordó el sábado en Twitter cuando “el 9 de Julio del 2001 aquel gobierno convocó a un acuerdo con los gobernadores en Tucuman. La crisis comenzaba y el FMI no liberaba los fondos comprometidos y pidió que lleváramos a cabo un acuerdo o pacto con los gobernadores. Existió entonces una misa, un acto popular donde concurrió una multitud de tucumanos”. Baylac trazó una analogía de aquello de De la Rúa con lo de Milei: “¿Este pacto del 25 de Mayo en Córdoba no será consecuencia de las conversaciones con el FMI y el secretario de Estado EE.UU. que estuvo estos días por Argentina, pregunto”.

Macri, por su parte, en mayo de 2019 exploró un acuerdo con el peronismo con el objetivo de darle previsibilidad a la economía hasta las PASO de aquel entonces (agosto) y cerrar filas detrás de 10 puntos entre los que estaban ponerse de acuerdo con el PJ en materia de equilibrio fiscal, un Banco Central independiente, respeto a la ley y propiedad privada, una legislación laboral moderna, entre otros.

El anuncio del líder del PRO se produjo días antes de que llegara Roberto Cardarelli, entonces jefe de misión del FMI para la Argentina, en el contexto de la cuarta revisión del plan que tenía el país con el organismo. Estaba en juego un desembolso de US$ 5.300 millones y que podrían liberarse en junio. Finalmente la plata llegó en julio, justo antes de las PASO que perdería frente a Alberto Fernández, y sería el último dinero que recibiría Macri del FMI. En aquel equipo del Fondo estaba Luis Cubeddu, hoy al frente del caso argentino.

Los dólares que Argentina tiene que pagar desde 2025

La semana pasada el Gobierno negó que Argentina haya pedido al FMI fondos frescos. Aunque enseguida el vocero Manuel Adorni señaló: “Pero cualquier cuestión puede ser discutida”.

Por su parte, Gopinath respondió al preguntársele si las autoridades argentinas han solicitado acceder a nuevos fondos del FMI que entre el organismo y el equipo económico de Milei “hablamos de muchas cosas en el marco de nuestro compromiso permanente con el país, pero no tengo nada concreto que decir sobre esta cuestión”.

El FMI por ahora prefiere ver. Sabe que desde 2025 los compromisos de la Argentina con los acreedores externos superan los US$ 7.000 millones entre capital e intereses. Hoy Argentina no tiene esa plata porque las reservas son negativas. Encima, a partir de 2026, el país tiene que empezar a repagar el préstamo que pidió el kirchnerismo en 2022 al FMI. Como dice el economista Emmanuel Alvarez Agis en un informe reciente, “por más superávit fiscal primario que se consiga, sin reservas no se pueden cancelar estos compromisos”.

De ahí la necesidad de buscar inversiones por parte de Milei. Pero muchos banqueros y jefes de fondos que pasaron por Buenos Aires hace poco preguntaron lo mismo: ¿cuán sostenible es su política? ¿qué pasará con mi plata si Milei no está? ¿qué garantías hay?

El FMI la vio: pidió consenso político. ¿Milei también la vio?

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