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Ricardo Mattos, primer Dan de taekwondo a los 75 años

A los 75 años, Ricardo Mattos cumplió su sueño de obtener el cinturón negro, primer Dan de taekwondo, y con este logro se convirtió en ejemplo de que la edad no es impedimento para seguir viviendo la vida a pleno.

En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, Ricardo recordó que empezó taekwondo cuando sus hijos estaban en la secundaria, “uno de mis hijos estaba en quinto año y era cinturón rojo punta negra, un día vino a casa y me dijo que si yo no empezaba a hacer taekwondo él iba a dejar. Entonces, fui a hablar con la academia de Méndez en Posadas y me anoté. Mi sabon fue Rubén Serdán y llegué hasta cinturón verde”, recordó.

En esa época Ricardo, que es maestro y ejerció en su juventud en el interior de la provincia, trabajaba como viajante “me costaba mucho ir porque viajaba, llegué hasta cinturón verde y tuve que dejar por cuestiones de trabajo”. Pero nunca perdió el deseo de seguir avanzando en este arte marcial y, después de 20 años, cuando se jubiló y se fue a vivir a Eldorado, “conocí al sabon Cristian Sosa que ahora es sabon nim, la cabeza del instituto Taekwondo Héroes, porque entendemos que siempre hay un héroe dentro de cada persona” y su sueño se convirtió en un objetivo real.

“No quiero ser un viejo sedentario”
Y no fue fácil para Ricardo transitar estos últimos diez años, porque tuvo varios problemas de salud. “Yo quería llegar al cinturón negro y por eso, cuando me jubilé, me propuse retomar y en estos diez años tuve serios problemas de salud, sufrí dos veces COVID-19, me operaron del ojo izquierdo dos veces, del ojo derecho una vez, ahora me están poniendo inyecciones en el ojo… ya van siete inyecciones, porque tengo un derrame ocular; también tengo problemas de oído, pero con el audífono escucho lindo”, bromeó.

Además, según confió, su gran problema era el dolor de rodillas, “me mataba el dolor de los meniscos, por eso ahora parezco robocop porque me pongo rodilleras, de esas que se ajustan”, contó riéndose de sí mismo.

Ejemplo de voluntad, buena onda y perseverancia, “sufrí muchos dolores pero cuando uno tiene fe y ganas de llegar a una meta se supera todo, uno tira para adelante y listo”, sintetizó Ricardo.

“Tengo 75 años y voy a seguir hasta donde pueda porque me siento joven, camino 4 a 6 kilómetros por día, estoy en actividad, no quiero ser un viejito sedentario”, aseveró al tiempo que recomendó al que “tenga algún dolorcito le meta para adelante, porque un dolorcito no nos puede frenar”.


Durante un tiempo fue el único alumno
Según confesó, se emociona mucho cuando se acuerda de los primeros encuentros con los sabones de la Capital del Trabajo.

“Tuve la suerte de venir a Eldorado y encontrarlo a Cristian Sosa que ahora ya es cuarto dan, cuando llegué, fui a la academia de Rafael Duarte, él empezaba a enseñar de nuevo porque había dejado un tiempito y me preguntó porqué quería retomar después de tantos años, le dije que quería ser cinturón negro y primer dan. Me acuerdo de esa época y me emociono, soy muy emotivo, él me miró y me dijo que me iba ayudar a ser primer dan y así fue: los primeros años iba los lunes, miércoles y viernes desde las 14 a 15 jamás en todo el año faltó y yo era su único alumno. Después se fueron sumando otros alumnos, ahora es una academia muy grande de más de 200 taekwondistas. Pero en esa época iba solo y a veces me daba una vergüenza porque pensaba, soy un tipo grande y estoy molestando al sabon… pero seguí, ahora él me tomó el examen final y me recibí como primer dan y estoy feliz”.

Muy agradecido
Ricardo no solo está feliz, también siente mucha gratitud. “Los sabones del gimnasio -todos muy jóvenes- me ayudaron una barbaridad y me cuidaron mucho”. Admitió además que, con el objetivo complido “estaba por abandonar, pero en agradecimiento a mi sabon nim voy a seguir practicando y a lo mejor soy útil en el gimnasio, quizás enseñándole a los chicos de cinturones de color, enseñarles a patear, a pegar… yo no pateo al pecho pero una patadita a la rodilla puedo”, bromeó.

Si algo tiene este hombre de 75 años es práctica y disciplina, “practicaba solo en casa las formas para poder rendir, me fui bien ‘filoso’ para rendir, pero ahora puedo decir que a veces se me mezclaban las formas… pero eso lo superé con la práctica. Practicaba todas las mañanas, mi señora trabaja a la mañana y yo me quedaba solo en casa, así que aparte de cocinar todos los días, practicaba. Por eso me encanta el taekwondo, porque es una filosofía de vida, luchás contra vos mismo, no tenés un oponente, vos mismo sos tu límite”.

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