Los cuatro años de gestión por delante que vienen con la presidencia de Javier Milei tendrán un desafío inédito para cualquier jefe de Estado en la historia reciente de la democracia: gobernar sin ningún representante en las provincias, que se dividirán entre mandatarios peronistas, de Juntos por el Cambio y de fuerzas locales.
Desde mediados de febrero hasta el 22 de octubre la mayoría de las provincias que conforman el país definieron a sus autoridades, que asumirán el 10 de diciembre. Hubo dos excepciones: Santiago del Estero y Corrientes, que votan en años cruzados y renovarán gobernador en 2025.
La Libertad Avanza no presentó candidatos en casi ningún distrito en las elecciones provinciales. Y en las que sí lo hizo tuvo performances marginales, más allá de la buena elección en provincia de Buenos Aires, con Carolina Píparo sacando el 24,5% de los votos y terminando tercera detrás de Néstor Grindetti y del ganador por amplio margen, el kirchnerista Axel Kicillof.
La principal novedad del calendario electoral provincial de 2023 fue la enorme cantidad de triunfos de Juntos por el Cambio, especialmente en distritos donde gestionaba históricamente el peronismo.
Ignacio Torres, gobernador del PRO de Chubut. Foto: Martín Bonetto.Hubo victorias contundentes en Santa Fe, con Maximiliano Pullaro, y con otras como las de Rogelio Frigerio, en Entre Ríos, en San Juan, de Marcelo Orrego, en San Luis, con Claudio Poggi, en Chubut, de Ignacio Torres y en Chaco, de Leandro Zdero.
A eso hay que sumarle bastiones del radicalismo como Corrientes (Gustavo Valdés), Jujuy (Gerardo Morales) y Mendoza (Alfredo Cornejo), además de la ciudad de Buenos Aires, donde Jorge Macri sucederá a Horacio Rodríguez Larreta.
Por el lado del peronismo, retuvo gobernaciones tradicionales, sobre todo de parte de mandatarios de corte kirchnerista, como Gildo Insfrán (Formosa), y peronistas cercanos a los K como Sergio Ziliotto (La Pampa), Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca) y Ricardo Quintela (La Rioja). Además, peronistas más tradicionales como Gustavo Sáenz, en Salta, y Martín Llaryora, en Córdoba, se impusieron con claridad.
Las restantes provincias las mantuvieron diferentes frentes provinciales, con algún caso particular como el de Neuquén, donde perdió el MPN después de 60 años de hegemonía pero ganó un ex referente de ese frente, como Rolando Figueroa. En Río Negro ganó Alberto Weretilneck, quien iniciará su segundo mandato, en Misiones se impuso por amplio margen Hugo Passalacqua y en Santa Cruz, el petrolero Claudio Vidal.
Maximiliano Pullaro, gobernador radical de Santa Fe. Foto: Juan José García.
El peso de Milei en las provincias
A contramano de lo sucedido a nivel provincial, en las tres elecciones nacionales Milei tuvo una actuación descomunal en la mayoría de las provincias, con casos excepcionales en distritos de gran padrón como Córdoba (75% sacó), Santa Fe (63%) y Mendoza (71%, donde repitió triunfos sólidos en las PASO, las generales y el balotaje.
Ganó en 21 provincias, a excepción de Buenos Aires, Formosa y Santiago del Estero. Si bien ni en las Generales ni en las PASO había hecho pie en la Provincia, en la segunda vuelta logró una performance impactante, obteniendo el 49% de los sufragios. En la Ciudad dio vuelta un escenario que se vislumbraba complejo, con el respaldo de Juntos por el Cambio y logró un histórico 57%. Y consiguió resultados inesperados en provincias como Catamarca y Tucumán.
Así, el balotaje terminó configurando una lógica provincial, con el kirchnerismo cosechando en torno a un tercio del electorado y creciendo apenas por encima del 40%, sin que le alcance para competirle de igual a un voto antik que se solidificó y volvió a ubicarse por encima del 55%.
En octubre el libertario también había ampliado su representación en las cámaras del Congreso, con 38 diputados nacionales y 7 senadores, que le darán peso propio en el ámbito legislativo, a lo que se sumará el aporte de los legisladores del ala dura de Juntos por el Cambio.