Taté Moretti se convirtió en referente de un sector históricamente relegado para las mujeres y su producto estrella lleva el nombre de su hija menor. Desde la Patagonia, está preparada para empezar a exportar al mundo “cuando estén dadas las condiciones del país”.
13 de noviembre 2023, 05:33hs
Cuando Taté Moretti regresó a su Neuquén natal, nunca imaginó que su espíritu emprendedor la llevaría a incursionar en el negocio de la destilería. Contagiada por la gran cantidad de emprendimientos sidreros de la Patagonia, encaró un nuevo negocio familiar. El primer producto que fabricaron en Destilería Moretti fue vodka, pero cuando vieron el boom de consumo de gin en Europa, se anticiparon a crear uno con sello propio en la Argentina. Así nació Gina, un emblemático gin de flores que ya tiene su versión en perfume.
“Gina no es un producto muy masivo -como muchos gines actualmente, que han ganado terreno por diversos motivos-, pero que tiene algo especial, que es el boca a boca, alguien que se lo recomienda a otros”, dijo Taté, en diálogo con TN.
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La difícil tarea de romper paradigmas
La destilería fue la segunda incursión de Taté Moretti en un ámbito en donde las mujeres debieron hacerse lugar. Es licenciada en Finanzas y se mudó de Neuquén a Buenos Aires para estudiar. Se recibió cuando tenía 23 años. “Ahora tal vez se pueda ver más mujeres hablando de economía, pero de finanzas somos pocas, todavía sigue siendo un espacio más masculino”, aseguró.
Cuando volvió a Neuquén, Taté regresó con el título y en empleo en un banco, pero también lo hizo casada y con dos hijos de menos de cuatro años. “Eran muy chiquitos, y con mi marido decidimos arrancar un proyecto propio, para liberarnos de los horarios y estar más cerca de la familia”.
En 2017 ya habían puesto en marcha la destilería, en la que fabricaban el vodka Noctua, con el que ganó una medalla en Londres, en el Mundial del Vodka. En 2018 fue la única mujer en representar a las destilerías que participaron de un encuentro de cerveceros y destiladores en Mar de Plata. Fue la primera vez que se encontró cara a cara con el desafío de empoderarse en un mercado dominado por hombres.
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“En esta primera incursión puede romper ciertos paradigmas. Todavía existe más población masculina al mando de las empresas en general, pero en la destilación mucho más, y también en el consumo de destilados que, si bien se está revirtiendo un poco en el mundo, todavía es mayormente masculino. Pero las mujeres vamos ganando terreno en todo, entonces vamos a ir igualando esa ecuación”, confió.
Taté se considera “un poco precursora en esto de ser una mujer en una industria tan nueva en el país”, en la que hace apenas cinco años eran tan solo cinco las empresas destiladoras que ahora comienzan a diversificarse.
Del vodka al gin, el aprendizaje del alcohol y la inclusión de las flores
“La mayoría de los gines nacionales arrancaron en 2020, 2021, con la pandemia, en la búsqueda de cubrir el tiempo. Pero a mí haber hecho primero el vodka me enseñó lo más importante que tiene la destilación, que es manejar el alcohol. Porque después el sabor y el aroma particular al gin se los dan los componentes que se le agregan”, explicó.
Gina es un gin de flores, con una carga aromática tan perfumada, que hasta tiene su propia versión en perfume. Sin embargo, su creadora dice que “lo que hace a la calidad del producto es el alcohol”.
“El vodka, que básicamente es alcohol y agua, me dio la posibilidad de lograr un producto que su principal ponderador es que no tenga gusto a nada y que no tenga olor a alcohol, es algo tan abstracto como eso, pero que después te da un montón de herramientas”, señaló Taté.
Así aprendió que “más allá de los botánicos y el perfil que le quieran dar al gin, si es más herbal, si es floral, si es cítrico, el alcohol tiene que ser bueno y al abrir una botella no tiene por qué oler a alcohol”. .
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La destilería en la Patagonia no es casual. “Hay una industria de bebidas instalada, sobre todo porque la producción de peras y manzanas dio origen a las sidreras, y después se instalaron muchas bodegas, con vinos del desierto que se asocian con el viento y con las tierras más cercanas a la cordillera, también un montón de cervecerías, pero no había ninguna destilería”, explicó.
El perfume Gina lo desarrolló con una casa perfumista francesa que tiene sede en Buenos Aires. “Saqué un perfume porque al destapar una botella de gin mucha gente me decía que tenía que ser un perfume, y cuando entré en ese mundo dije: ‘otra vez estoy metida en algo con lo que no voy a poder parar, pero que quiero hacer’. Por eso desarrollé una fragancia inspirada en el gin, con los mismos botánicos, con el mismo perfil aromático, pero llevado a una fragancia para la piel, de uso corporal”.
Una empresa con sello familiar
Mientras Taté se ocupa del desarrollo de las fórmulas, del análisis biotecnológico, de la destilería y de las pruebas en una especia de laboratorio propio, su marido se encarga de la producción, de atender a los clientes, a los proveedores y a los empleados, y administra la firma. “Lo mío es más boutique”, reconoce la empresaria.
Su fuerte entrenamiento en finanzas asegura que la ayudó a poner un método a la investigación antes de lanzar un producto. “No es solo investigación de mercado, de saber si va a servir o no, a qué costos, a qué precios vender y toda la cuestión técnica, sino de encontrar una forma de hacer una prueba y registrar los resultados y las variantes”, explicó.
“El gin se hace con alcohol y botánicos, dentro de los cuales hay uno que es el principal, que es el enebro. Ese es el que le da la característica de gin. Mis primeros ensayos consistieron en probar las combinaciones entre ambos componentes, macerar por 48 horas, destilar a determinada temperatura, durante determinado tiempo e ir registrando cada paso”, puntualizó.
Además de la participación del matrimonio al frente de la empresa, el sello familiar cobró relevancia con el nombre del gin. Taté sabía que se iba a llamar Gina incluso antes de haber hecho el desarrollo del producto.
Le debe su nombre a su tercera hija, la única mujer y la menor de la familia. “Yo sabía que se iba a llamar Gina. Era lo único que sabía. Y a partir de ahí arranqué. Dije: ‘se va a llamar Gina, hecho por una mujer, con el nombre de una mujer: tiene que tener una impronta femenina”, recordó.
En los meses que le llevó la investigación probó muchísimas flores y fue cuando se dio cuenta por qué hay tan pocos gines de flores en el mercado. “Es uno de los botánicos más difíciles. Lo más fácil para destilar son pimientas y cítricos por eso la mayoría de los perfiles de gin apuntan a ese lado. Pero, iniciada esa búsqueda, yo ya tenía la definición de que tenía que ser un gin de flores”.
Si bien Taté estaba convencida de que quería que Gina tuviera un perfil femenino, no quería que fuera exclusivo para el público femenino. “No quería cerrar ninguna puerta. Gina está muy identificado como un gin hecho por una mujer, pero como los aromas, los sabores, los colores, no tienen género se fue insertando muy bien en todos los consumidores. Y pensé ‘lo logré, es un orgullo’”, aseguró.
La vuelta a los orígenes del vodka
Si bien Noctua ya no está en el mercado, Taté tiene muy avanzada la salida del mismo vodka bajo la marca Gina. El Gina Vodka, con la etiqueta de color azul, porque, dice, “explica al vodka”.
“Había que reivindicar el vodka y el consumo del vodka. Por eso me animé a arrancar por ahí, pero el mercado te va llevando a para encontrar más posicionamiento”, reconoció.
Por eso, también tiene previsto lanzar un vodka de flores para seguir con la línea del gin. “El desarrollo ya está terminado; estamos en inscripción del producto y en las etiquetas. Va a volver a salir con la misma receta de Noctua, con la misma fórmula, pero con la marca Gina”, adelantó.
Por el momento, la destilería no tiene visitas guiadas, pero los turistas que quieran pasar por la fábrica pueden entrar a conocerla. En carpeta tiene volver a ofrecer las recorridas y degustaciones que hacían antes de la pandemia. Pero para eso debe combinar sus horarios en el banco con el trabajo en la empresa y la familia.
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Por ahora solamente abastecen al mercado argentino, porque “es muy difícil sostener un producto que sea competitivo en el exterior con las condiciones actuales”, pero asegura que tienen “todo listo como para exportar cuando estén dadas las condiciones del país”.
“Hay mucho potencial en el mercado más incipiente de Brasil, Uruguay y Paraguay y, si bien Chile tiene más desarrollas las destilerías, también, pero para una segunda etapa. Y después por supuesto, Europa y Asia”, proyectó.