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Exclusiva con Wes Anderson, que estrena en Netflix y dice: “Hay que divertirse también con las historias”

Hay pocos cineastas a los que se les puede reconocer una película viendo un solo fotograma. Uno es Wes Anderson, el director de El Gran Hotel Budapest y Los excéntricos Tenenbaums, quien extrañamente este año tuvo dos premières mundiales en festivales, una en Cannes y otra en Venecia. En el primero, el largo Asteroid City, y en la Mostra hace apenas unas semanas La maravillosa historia de Henry Sugar, un cortometraje basado en un relato de Roald Dahl, el autor de Matilda y Charlie y la fábrica de chocolate.

El corto -deberíamos llamarlo mediometraje- dura 41 minutos, y en él un hombre rico se entera de que hay un gurú que puede ver las cosas sin utilizar sus ojos, y se propone dominar esa habilidad para hacer trampa en el juego. Desde el miércoles está disponible en Netflix.

Anderson es, en sí mismo, todo un personaje. Suele vestir de tonos claros, luminosos como sus películas. En el Hotel Excelsior, en Venecia, recibe al enviado de Clarín con un traje blanco, camisa blanca abotonada hasta el cuello, zapatos marrones y medias al tono.

-Has dicho que te estás especializando en filmar como un extranjero la mayor parte del tiempo. Pero en tus películas a veces no se sabe dónde estás, ni qué hora es. ¿Eso te surge de ese sentimiento de pertenecer a cualquier o ninguna parte?

-Bueno, te diría una cosa. La película que hice, La crónica francesa (2021) tiene una parte que está particularmente centrada en ese tema. Es la historia con Jeffrey Wright, la última que contiene el filme. Mis primeras películas que hice fueron en Texas, donde vivía, y luego hice una película en Nueva York, adonde me mudé. Y después hice una película en Italia, donde había estado de visita. Y luego fui más y más lejos, y creo que mi vida transcurrió con las películas. Me mudé con El fantástico Sr. Zorro a Inglaterra y comencé a vivir en Inglaterra y Francia.

El director Wes Anderson recibió a Clarín en Venecia, donde presentó su corto El director Wes Anderson recibió a Clarín en Venecia, donde presentó su corto «La maravillosa historia de Henry Sugar», y fue premiado. Foto EFECreo que, si estás escribiendo una película que es solo una historia inventada por vos mismo, entonces cualquier cosa en tu vida de alguna manera puede encontrar su camino allí.

-Y profundizando en eso, ¿dirías que ahora sos un cineasta diferente al de aquel entonces, cuya sensibilidad ha cambiado ahora que has visto partes del mundo?

-Sí, te diría que, desde mi punto de vista, mi sensibilidad siempre está cambiando la forma en que todos nosotros vamos a tener esta próxima experiencia, y el próximo capítulo o película te cambia y eso afecta lo que sos.

Benedict Cumberbatch, Ben Kingsley y Wes Anderson en el rodaje del cortometraje. Fotos NetflixBenedict Cumberbatch, Ben Kingsley y Wes Anderson en el rodaje del cortometraje. Fotos NetflixDe pronto, Anderson se levanta, y mientras sigue respondiendo, va hasta la ventana que da al mar, y la abre de par en par.

“Y además, la otra cosa es que siempre te afecta saber que lo que ya has hecho siempre tiene precisamente un poco de efecto. Siento que cada vez que hacés una película, estás reduciendo la lista de lo que podés hacer a continuación, porque hay muchos momentos en los que te decís ‘Bueno, esto es demasiado parecido a lo que ya hemos hecho’”, continúa ya sentado, alejado de la mesa.

“Entonces, cada vez que hago una película, tengo más cosas que decir. Ya hice esto, entonces hay que buscar cosas nuevas. Y luego supongo que cuando recorrés tu vida, encontrás cosas nuevas que agregar”.

Benedict Cumberbatch interpreta a Roald Dahl en el filme.Benedict Cumberbatch interpreta a Roald Dahl en el filme.-Es decir, se vuelve más claustrofóbico, pero estás como atrapado en un mundo abierto.

-Si has hecho diez películas, cuando estás escribiendo una nueva y tenés una idea, decís: “Bueno, no podríamos hacer esto aquí, porque es muy similar a algo en otra película”. O “podríamos hacer esto, y eso es algo similar a algo en otra película diferente”. Y entonces tenés todas estas cosas que ya has hecho y que querés intentar no repetir. Eso es lo que sucede. Es sólo un fenómeno. Pero no creo que sea una emoción de sentirse confinado ni nada por el estilo. Es sólo que creo que eso sucede si sos viejo.

-No debés repetirte. ¿Qué tan difícil es eso? Porque sos el creador de un lenguaje propio, de tu universo cinematográfico. Es como si fueras un fantasma en tu propio universo.

-Sí. Y quiero decirte que creo que hay un grado en el que podés repetirte y es parte de ello. Por lo tanto, si hay ecos, no necesariamente equivale a repetirse. Ya sabés, lo principal que debés hacer es intentar hacer una buena película, pero querés encontrar algo nuevo para hacerlo y cuando estás haciendo tus primeras dos, tres o cuatro películas, simplemente no podés. Ahí no sabés, tenés tanto que no has hecho, que no lo has hecho todo. Pero ahora que quizás haya hecho once películas, o algo así, entonces, sí.

Wes Anderson gesticula todo el tiempo, se apasiona, pero no parece el tipo de entrevistado que cree saberlo todo sobre todo.

Siempre de claro, de blanco, Wes Anderson antes de recibir su premio en la reciente Mostra de Venecia. Foto EFE Siempre de claro, de blanco, Wes Anderson antes de recibir su premio en la reciente Mostra de Venecia. Foto EFE -¿Qué te apasiona del universo de Roald Dahl? Adaptaste “El fantástico Sr. Zorro”, tenés en puerta tres cortometrajes más…

-Sí, bueno, con El fantástico Sr. Zorro quería hacer una película en stop motion. Era una oportunidad para hacerlo. Era una historia que pensé que funcionaría bien en stop motion, y que lo supe desde que era niño. Cuando conocí a la familia Dahl, pasé bastante tiempo con ellos y los amo. Felicity especialmente, su esposa. Y entonces en algún momento ella me dijo: “¿Hay otros relatos que te gustaría adaptar?”

Y dije Henry Sugar, ése es el que quiero. Pero esto es en 2005, 2006, o algo así. Me lo reservaron durante mucho tiempo. Y, realmente, no sabía cómo hacerlo. Finalmente, se me ocurrió hacerlo de esta manera tan peculiar como lo hicimos. Cuando tuve esa idea, pensé: “Bueno, no será un largometraje completo, tal vez sea solo un cortometraje, pero tal vez haga algunos o varios más”. Así que siempre me gustó la idea de hacer The Wonderful Story of Henry Sugar and Six More, que es el título del libro, pero de los seis más que hay en el libro, la mayoría de ellos no son muy adecuados para convertirlos en películas. Entonces tuve que profundizar en su trabajo para encontrar otros.

-Ya dijiste que te costó encontrar el enfoque correcto para esta historia. Tengo curiosidad, ¿cómo lograste encontrarlo finalmente?

Tim League, Jason Schwartzman, Mariah Calagione y Wes Anderson en una exposición acerca de Tim League, Jason Schwartzman, Mariah Calagione y Wes Anderson en una exposición acerca de «Asteroid City», la película que estrenó en Cannes. Foto AFP visit the ASTEROID CITY -Bueno, comencé, me senté con el libro y lo leí, y lo leí en voz alta también. Entonces se lo estaba leyendo a mi hija y pensé: “Son las palabras, y sin las palabras no creo que quiera hacer esto”. Entonces, ¿cómo podría adaptar esto y conservar las palabras, la descripción? ¿Cómo se hace una película y se conserva la descripción, la elección, el lenguaje de la descripción, su voz, la voz de Roald Dahl?

Y pensé que tal vez Roald Dahl nos cuente la historia en parte, y en cierto modo evolucionó a partir de ahí. Luego creo que lo que hice fue tomar la historia y comencé a recortarla. Y mientras lo cortaba, dije: “Bueno, aquí podemos hacer esto y aquí podemos hacer aquello”.

-Hay algo con tu dirección de los actores, sobre todo ahora en “Henry Sugar”, hay algo de Bertolt Brecht, hay un narrador, o sea, rompés la cuarta pared del teatro…

-Gracias. Sí, algo así.

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