Tenía 89 años. Surgió en Newell´s Old Boys y brilló en el Taladro. Desde allí llegó a la Selección, donde fue suplente de Amadeo Carrizo en la Copa de las Naciones. Se retiró en Colombia.
Ediberto Righi, que murió este jueves a los 89 años, fue un notable arquero de Banfield que alcanzó relevancia en el fútbol argentino en la década del ’60, cuando a pesar de jugar en un equipo de los entonces denominados «chicos», sobresalía por su prestancia y solvencia no solamente bajo los tres palos, sino saliendo a cortar centros.
Su fama se edificó desde el ascenso logrado por Banfield en 1962 y luego se hizo extensiva a la Primera División.
«El Club Atlético Banfield lamenta profundamente el fallecimiento de nuestro querido Ediberto Righi y acompaña a toda su familia y seres queridos en este momento de dolor», comunicó la institución albiverde en sus redes sociales.
Los orígenes futbolísticos de Righi databan de las divisiones inferiores de Newell’s Old Boys, donde fue a probarse en 1952 para rápidamente debutar en Primera en 1955, en un partido frente a San Lorenzo, y cinco años más tarde, en 1960 pasar a Banfield e integrar uno de los «mejores equipos de todos los tiempos» junto al subcampeón de 1951, el cuartofinalista del Nacional 1976 y el campeón 2009.
Aquel equipo campeón de la entonces Primera B de 1962, muchos de cuyos integrantes, incluyendo a este canceriano nacido el 4 de julio de 1934 en la localidad santafesina de Serodino que lo hizo por espacio de 10 años, siguieron en primera mucho tiempo después, alineaba a Ediberto Righi; Adolfo Vázquez, Rodolfo Romero, Oscar Calics y Anibal Luchessi; Oscar «Gallego» López, Luis «Nene» Maidana y Oscar Villano; Norberto «Toro» Raffo, José «Chueco» Herrera y Roberto Héctor «Mono» Zárate
Calics fue figura en San Lorenzo, Raffo en el Racing campeón del mundo en 1967 (en la Libertadores previa anotó 14 tantos) y el «Mono» Zárate en River Plate, donde ganó cinco títulos entre 1952 y 1957 aportando nada menos que 61 goles (fue el máximo anotador del campeonato de 1957).
Justamente en ese ascenso Zárate fue el máximo anotador banfileño con 24 de los 86 tantos que convirtió el «Taladro», en el que Righi tuvo la valla menos vencida con 31 goles recibidos en 33 fechas.
Y después de aquel ascenso fue tan bueno lo de Righi en Primera División que hasta fue convocado al seleccionado argentino, donde jugó tres partidos en la Copa de las Naciones de 1964.
Es recordado también porque fue el único arquero del fútbol argentino en contenerle un tiro penal al mejor ejecutante que tuvo San Lorenzo en toda su historia: Rafael Albrecht (acertó 35 de 37, con uno desviado y el otro contenido por Righi).
Su retiro, sin embargo, se registró lejos del fútbol nacional, en Colombia, donde jugó en cuatro equipos entre 1970 y 1975: Deportivo Cali, Independiente Medellín, América de Cali y Deportivo Pereira.
Detrás suyo, cuando se alejó de Banfield, llegó Néstor Errea, cuatro veces campeón con Boca Juniors, considerado por su estilo innovador, como el creador del fenómeno arquero-jugador que luego popularizaría con su particular histrionismo el «Loco» Hugo Gatti. Righi, en cambio, se pareció por su sobriedad más a su antitético Amadeo Carrizo.
Como técnico dirigió a Banfield (1983 y 1985), El Porvenir (1984), Villa Dálmine (1985) y Huracán Corrientes (1998/99). A mediados de 2000, ingresó como ayudante de campo al cuerpo técnico de Julio Olarticoechea, en Talleres de Remedios de Escalada.
Fuente: Télam